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Hace 10 años escribí un artículo con este mismo título que fue publicado en La Jornada en forma de interrogación: ¿Una europa islámica? Hoy la pregunta se está convirtiendo en realidad. Un estudio reciente del Pew Research Center muestra que la población musulmana en Europa continúa creciendo al doble de las demás, y para mi sorpresa el nombre de “Mohamed” es el favorito para varones recién nacidos en Bélgica y el Reino Unido.
Mientras los fieles de las religiones occidentales continúan convirtiendo sus iglesias en centros comerciales y otros establecimientos de moda, los islamitas se aferran a sus creencias religiosas para proteger a la familia y alimentar los lazos de unión con sus países de origen.
(Esa inquebrantable devoción por la cultura y el rito musulmán estuvo a punto de costarle la vida a decenas que fueron atropellados y heridos de gravedad por un enemigo del Islam cuando abandonaban su mezquita en Londres la semana pasada. Esta vez la primera ministra, y el alcalde de Londres, que es musulmán, reaccionaron enardecidos: “fue un ataque directo contra la comunidad musulmana” declaró Theresa May).
Hace diez años, cuando escribí mi artículo, la población musulmana de Europa había superado los 20 millones y tenía una tasa de crecimiento mayor que la del continente (pero no del doble como es hoy). Se pronosticaba que podría rebasar los 40 millones en 2020. No obstante, es posible que las recientes migraciones de cientos de miles de refugiados palestinos huyendo de ISIS y de la inestabilidad política en Medio Oriente, podrían elevar esa cifra considerablemente.
Es cierto que no concebí entonces que algún día el temor a una Europa islámica provocaría en EU, país de inmigrantes por antonomasia, una ola nacionalista que haría palidecer a Jean-Marie Le Pen, Jörg Haider y Pim Fortuyn. Y aunque tampoco contemplé el fin de la Unión Europea, vislumbré entre líneas los fundamentos separatistas de Brexit: “Al diablo con la Unión Europea” era el mensaje de los separatistas hace diez años, y es el mismo ahora en tiempos de Brexit. Quieren recuperar su idioma su moneda y el manejo de su economía: su esencia nacional…
(Ayer la Suprema Corte de EU concedió finalmente para efectos muy limitados la “prohibición temporal” que pretendía Trump para vetar a los nacionales de los países árabes que considera exportadores de “terrorismo islámico”. Los países originales eran siete e incluían Irán, Iraq, Siria, Sudán, Libia, Yemen y Somalia.)
Trump, político al fin de cuentas, celebró esa sentencia limitada como una “victoria sin precedente” para su administración. No explicó, por supuesto, que los ciudadanos afectados pueden superar la “prohibición” con sólo comprobar que tienen relaciones familiares, de trabajo o negocios con personas físicas o morales en Estados Unidos…
Analista político
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