The way back es el nombre en inglés de la película Camino a la libertad, producida en el año 2010, que narra el largo trayecto de Slavomir Rawicz y otros prisioneros políticos, que después de caminar más de 6 mil kilómetros, desde Siberia hasta la India, lograron liberarse de la cárcel política rusa, popularmente conocida como el Gulag.

Aleksandr Solzhenitsyn publicó también en el año 1973 la obra Archipiélago Gulag, que confirma la vida miserable e inhumana, a la que son sometidos los presos políticos de la otrora Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Viene esto a colación, porque los encarcelamientos por razones políticas no son cosas del pasado, son prácticas de gobiernos antidemocráticos que se sostienen por la fuerza de las armas, la violencia, la represión y la persecución de sus opositores, tal como ocurre en la República Bolivariana de Venezuela.

Hecho manifiesto, después de que hace unos días se conociera la liberación, al menos parcial, de Leopoldo López Mendoza, líder opositor del chavismo, recluido en la prisión militar de Ramo Verde, en Caracas, por encabezar protestas y por haber sumado su voz, a la de miles de opositores del régimen de Nicolás Maduro.

Condenado a más de 13 años, purgó casi cuatro de prisión privado de su libertad, a pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos había fallado a su favor.

Parece que las rutas de Rawicz, Solzhenitsyn, Mandela, López y otros luchadores sociales se juntan, porque en su largo camino por la libertad y el respeto de los derechos humanos, han tropezado con la intolerancia de regímenes antidemocráticos y la complicidad de los poderes constituidos que rompen el orden constitucional para convertirse en simples tiranías.

Que líderes mundiales celebren la excarcelación de Leopoldo López para seguir preso en su domicilio, parece un contrasentido y un acto de condescendencia para un régimen, que está atrapado en su propia espiral de violencia y estrechez financiera, que mantiene a los venezolanos sumidos en la pobreza.

Por eso celebro que este preso de conciencia venezolano, considerado así por Amnistía Internacional, no se doble ante la adversidad, que no se rompa a pesar de los rigores del régimen, y que, desde un árbol al interior de su domicilio, haya levantado otra vez la bandera de este pueblo hermano, que sin duda merece un mejor destino, y gobernantes demócratas, probos y más justos.

En una carta, López Mendoza ha dicho a sus seguidores: “Este es un paso hacia la libertad, no tengo voluntad de claudicar a mi oposición a este régimen”.

La lucha sigue por una Venezuela libre.

Nota:

Falleció Don Diego Zavala, padre de Margarita Zavala, ambos grandes panistas de convicción y de acción. Mi más sentido pésame a toda la familia por la irreparable pérdida.

Vicepresidente de la Cámara de
Diputados

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses