Del 19 al 21 de junio en curso, los ojos de América estarán puestos en México por la celebración del periodo ordinario de sesiones de la Organización de Estados Americanos (OEA), y a pesar que de que nuestro país es socio fundador desde 1948 cuando se suscribió el Pacto de Bogotá, ésta será la primera vez que este organismo internacional sesione en nuestra patria.

El canciller mexicano y el Consejo Permanente han declarado que la agenda de la reunión se circunscribirá a fortalecer el diálogo directo entre las naciones, la sociedad civil y los empresarios; pero esto, a mi juicio, es una pantalla que oculta la tensión que se vive por la situación de crisis política y humanitaria que priva en Venezuela.

Subyace bajo los discursos oficiales, la clara y firme posición de la cancillería mexicana, que aplaudimos y esperamos se mantenga firme, expresada por el embajador Luis De Alba, en la pasada sesión de la comisión permanente en Washington DC, quien expresó la necesidad de reconstruir la confianza en Venezuela, restituir los valores democráticos y la plena participación de todo el pueblo de Venezuela para decidir su futuro.

La política exterior mexicana ha sido congruente y consistente —defensor histórico como aseguró el embajador De Alba— de la no intervención en los asuntos internos de las naciones, pero con firmeza reviró “que este principio no puede ni debe ser invocado para justificar o esconder alteraciones al orden democrático en el hemisferio, y menos aún para eludir responsabilidades en materia de derechos humanos o de respeto al Estado de Derecho”.

Lo que ocurre en la República de Venezuela es grave. Las libertades y derechos humanos como la libertad de expresión y la libre manifestación de ideas están conculcados; el pueblo sufre racionamiento de alimentos, y hay una clara y lamentable persecución política en contra de quienes piensan de manera diferente al régimen. Y esto es lo que no podemos callar. ¿Qué son primero, los derechos humanos o la permanencia de un gobierno? ¿Para qué se instituye la democracia? Hoy en Venezuela se vive el autoritarismo y la próxima sesión de la OEA será un buen momento y un gran foro para denunciar estos hechos, así como para enviar nuestro saludo y solidaridad al pueblo perseguido de Venezuela, para que pronto recupere el camino democrático del progreso y la paz.

De manera paralela, y también para aprovechar la agenda internacional de la OEA en México, se celebrará en la Capital del país, el Primer Congreso Hemisférico de Parlamentarios, para analizar la agenda de los retos de la democracia en el sistema interamericano de derechos humanos.

A esta cumbre acudirán parlamentarios de los congresos nacionales de muchos países latinoamericanos, con el propósito claro de afirmar su compromiso por la vida, la familia y la libertad religiosa, expresamente consignados en la Carta de la organización de los Estados Americanos.

Vicepresidente de la
Cámara de Diputados

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