Este año iniciamos con el aumento al precio de la gasolina. Y aun cuando se ha hablado mucho del tema, el debate es necesario en una democracia. La discusión de los temas públicos es la esencia de la República.

Desde hace 25 años, México se abrió al mundo y a su comercio, lo que trajo ventajas y desventajas al estar sujetos a los precios internacionales de la mayoría de los bienes que se comercializan, como el cobre, azúcar, gasolinas y muchos otros. En este caso, las razones principales por las cuales el precio de la gasolina subió es por la reciente alza en los precios internacionales del petróleo y sus derivados, los costos logísticos y obviamente la nueva cotización peso-dólar. México, al igual que la mayoría de los países, está sujeto a las altas y bajas en la oferta y demanda internacional de los commodities y por esto mismo, es previsible que el precio fluctuará tanto a la alza como a la baja pero con la certeza de que el mercado se estabilizará en el mediano plazo.

Se ha culpado de esta alza al impuesto que se cobra a las gasolinas; sin embargo, el gravamen que se cobra en México es de los más bajos en el mundo, es cierto que en Texas se cobran 2 pesos y en México 4.60 pesos, pero, sólo como ejemplo, en Canadá 7.49, Chile 8.65, Argentina 11.99 y Noruega 19.03. Por otro lado, y debido a la crisis económica, el gobierno se vio obligado reorganizar sus finanzas y poder redirigir estos montos a programas con mayor contenido social.

Desde el día en que se anunció el incremento comenzaron a circular rumores sobre bloqueos en carreteras y vías de comunicación a lo largo de todo el país; se han cerrado las autopistas y asaltado comercios sin una demanda clara que explique cómo se sustituirían esos ingresos y que implique un beneficio a la población. Estos grupos más parecen políticos o delincuenciales con intereses particulares que buscan generar una crisis social y política, más que un debate y una solución real que no pase por endeudarnos sin beneficio en el largo plazo.

La política pública que se está implementando en esta administración tiene el objetivo de asegurar que el abasto y la producción nacional no se vean afectadas por la falta de recursos, ya que no hay producto más caro que el que no se tiene.

Creo que la pregunta que debemos hacernos, independientemente de que sean entendibles los reclamos por este asunto: ¿debemos regresar al modelo anterior con el riesgo de la inestabilidad económica? o ¿seguir el proceso de estabilizar los precios con su nivel internacional? donde los precios de nuestros productos respondan a lo que valen realmente y discutir preferentemente medidas que atenúen el golpe a los consumidores.

Tendremos, todos los actores involucrados en el abasto de gasolina, que hacer nuestra parte para facilitar y promover el crecimiento de la oferta, lo que traerá sin duda la estabilización del comercio y precios del producto.

Por esta razón, en la SCT estamos promoviendo instalaciones portuarias para el almacenamiento y distribución de energéticos en: Altamira, Coatzacoalcos, Lázaro Cárdenas, Progreso, Tampico, Tuxpan y Veracruz. La finalidad de estos proyectos energéticos es construir los espacios necesarios para el abasto.

Debemos de trabajar para hacer que nuestra economía sea más dinámica y que las decisiones económicas no se conviertan en decisiones políticas. El futuro del país se tiene que sustentar en una estabilidad que no sea rehén de presiones políticas.

Coordinador general de Puertos y Marina Mercante.

guillermo.ruizdeteresa@yahoo.com

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