Es común escuchar que los mexicanos no somos generosos comparándonos con otros países. Yo no estoy de acuerdo.

Lo que sucede es que gran parte del trabajo voluntario y solidario en México no se considera, ni se mide dentro de las estadísticas del sector filantrópico formal. ¡Como si los únicos que trabajan por los demás fueran las organizaciones civiles formales!

Acaba de publicarse una investigación muy seria que describe la fuerza del trabajo voluntario: Generosidad en México II, coordinado por Jacqueline Butcher, por Porrúa.

Este libro nos revela que los mexicanos sí somos generosos y sí solemos participar. Esta es la realidad descubierta: Los mexicanos en lo individual, como personas, donamos 27 mil millones de pesos en 2016.

Pero por su parte, el trabajo voluntario no remunerado equivale a 437 mil millones de pesos.

Esa cifra es enorme, es similar al gasto en salud del gobierno federal, lo que revela que en nuestro país hay una gran solidaridad, sobre todo en los sectores tradicionales, que aún no comprende el sector moderno. Se trata de un trabajo voluntario integrado a los usos y costumbres populares.

¿Qué es trabajo voluntario? Aquel que se hace de manera libre, sin remuneración, a favor de terceros que no son familiares.

El monto de trabajo voluntario en el país rebasa 3 puntos del PIB, lo que lo coloca como una actividad altamente significativa.

¿Cuántos mexicanos realizan trabajo voluntario? 74 millones de personas. Eso significa que más de 8 de cada 10 mexicanos de 15 años o más, trabajan por los demás en alguna actividad no remunerada.

¿En qué trabaja nuestra gente? Principalmente en cuatro espacios: en la escuela, la iglesia, el barrio o comunidad y causas sociales.

México está lleno de ejemplos de esfuerzos colectivos cotidianos, como tequio, mayordomía, faenas, fajinas, guelaguetza, tareas, o córimas, en donde se calcula que cada fin de semana participan más de 4 millones de personas. Además de este esfuerzo social, el sector formal también continúa creciendo.

Lo cierto es que de 2005 a 2016 también han aumentado el número de organizaciones formales.

México tiene una sociedad vigorosa que quiere hacer las cosas bien. Urge que el sector filantrópico formal conozca, se mezcle, se integre más con el voluntariado comunitario. Urge que todas las ONGs tengan una mejor organización interna que permita total transparencia, medición de resultados e innovación. Urge que la SHCP empiece a ver como un aliado de la creación de tejido social sano a las organizaciones sociales y al trabajo voluntario, y estimule su crecimiento.

Esas organizaciones fortalecen el tejido social porque es un apoyo entre iguales, a diferencia de la caridad que, como dice Galeano, es de arriba para abajo. No se trata de repartir, sino de compartir.

El estudio afirma que los mexicanos somos desconfiados, sobre todo de las autoridades. Por ello, la solidaridad se da más a nivel local, entre conocidos confiables.

Habrá que partir de ahí, para generar una solidaridad abierta, nacional.

Presidente ejecutivo de Fundación
Azteca. @EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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