Conforme avanzan los meses, se puede inferir el nerviosismo de los partidos políticos expresado en una sola obsesión: que no llegue Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia.

El extremo fue realizar gestiones en el exterior para darle resonancia a su trillado grito de guerra: “Es un peligro para México”.

Cualquier persona con mínimo conocimiento de historia recuerda cuando los conservadores fueron a Europa a pedir intervencionismo y a Maximiliano. El recuerdo de aquellos años, hace crecer la figura de quien defendió la soberanía con mínimos recursos, pero con la fuerza de la razón: Benito Juárez.

Hace dos días el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, hizo las primeras declaraciones intervencionistas en el proceso electoral de 2018, al afirmar que no conviene un mandatario de izquierda en México.

Queda claro el objetivo último de los antiobradoristas: así nos cueste el país, AMLO no llega.

El error de todos ellos es pensar que el país no tiene voz, voluntad y voto. Mientras más agredan, más argumentos darán para convencer a la mayoría del electorado de que esta contienda ya no es sólo entre diferentes proyectos de gobierno, sino entre entregar el país o iniciar una dinámica de regeneración.

La gran duda que priva en el mundo político es si deben enfrentar a AMLO en un solo frente o por lo contrario, pulverizar el voto entre muchos candidatos, para que a Morena no le “alcance”.

Los que proponen la primera opción ya están trabajando en crear lo que llaman “la cuarta vía”, que debería sumar al PRD, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, Partido Verde, Encuentro Social, Partido Humanista y acarician la posibilidad de que también se sumen el PAN y el PRI para que entre todos elijan un solo candidato.

Los promotores de la fragmentación apuestan por muchos candidatos para restarle unos puntos aquí, unos puntos allá, a Andrés Manuel.

¿Qué va determinar quién prevalece?: la elección del Estado de México.

En el escenario de que gane el PRI, el triunfo les inyectará nuevos bríos y confianza para pensar que aún es posible conservar la Presidencia de la República.

De lo contrario, una derrota significará la convicción de que es mejor aliarse con otros partidos en un gran frente “opositor” a la oposición.

Es por ello que la elección del Estado de México va a ser un catalizador de percepciones que influirán en las decisiones sobre alianzas y candidatos para 2018, no obstante que en las últimas dos elecciones de ese estado ganó el PRI estando el PAN en la Presidencia de la República.

Independientemente de la lucha por el poder interno, cualquier mexicano de principios y dignidad debería convencerse y luchar porque nuestro futuro lo determinemos democráticamente los mexicanos y nadie más. De lo contrario, estaremos cancelando la gran oportunidad que tiene hoy nuestro país de convertirse en una sociedad próspera y equitativa.

Presidente ejecutivo de Fundación
Azteca. @EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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