¡Qué solos se quedan los vivos!

Título: Recordar a los difuntos
Autor: Arnoldo Kraus
Editorial: Sexto Piso/ CNCA

Para continuar con la viva tradición de que muchos médicos escriben con sobriedad, ritmo, inteligencia y humor, Arnoldo Kraus entrega un nuevo libro, con uno de los temas que le es caro, el fallecimiento de alguien cercano, y cómo vive el proceso hacia la muerte, y cómo reacciona después de que sucede.

Hace poco más de cuatro años comentamos un libro con ese tema, pero éste es más personal, pudiera decirse que más vivo, y narra los últimos meses de la vida de la madre que sufre un desajuste, ansía revivir la infancia, habla con los seres que la dejaron en la juventud, la madurez y la vejez; pide que la lleven con ellos, relata sus pláticas, y rehace los duros años en que la familia vivió la negra noche del nazismo, pasando por los tiempos que, al final, consideró que habían sido los más felices.

El libro, doloroso, a ratos insoportable, tiene un gran parecido con la novela extraordinaria de Joyce Carol Oates, Madre, difícil de leer pero de intensidad incontenible; Kraus, como médico, presiente el fin cercano, y al tiempo que reconstruye su relación con la madre reconstruye también la vida de ella, no tanto como madre sino como mujer, en todas sus etapas importantes, en especial la difícil estancia en la escuela, en donde se fijaban más en la presentación, la manera de portar el uniforme, que en el rendimiento, lo que se le queda marcado. El hablar de la familia, la que no sobrevivió y la que fue criando, hace que Kraus reflexione sobre la vida, para lo que recurre a libros y autores que han definido el trance hacia la muerte y en la importancia que no damos a la vida (aunque no lo cita, flota el verso de Paz, “El olvidado asombro de estar vivo”).

El libro aporta tres visiones: la del hijo, que espera lo inevitable; la del médico, que sabe que es inevitable; y la del pensador, que trata de hacer soportable lo inevitable. La reacción es diferente en cada mirada, no hay esperanza, pero sí consuelo, aunque a ratos, al ver el deterioro de la salud, de la integridad, por la imposibilidad de complacerla, está a punto de desesperar. Al final queda un sólo pensamiento: haber dado paz. La segunda parte del libro, al hablar de la ausencia, es otro el tono: paz, pero no confort.

La visión de la muerte no es intelectual, pero está cercana a la filosofía, y las distintas formas de la muerte. También las distintas formas del sepelio. Un libro conmovedor, pero no sentimental, aunque lo intenta.

Tras las huellas de la ciencia

Autor: Carlos Chimal
Editorial: Tusquets.

Para los literatos la ciencia es inexpugnable; para los científicos, la literatura es fantasía casi siempre insostenible; Chimal consigue en este libro explicar aspectos herméticos, difíciles de comprender excepto para los iniciados, y equipara ambas actividades, encuentra lazos invisibles para los demás y contagia su entusiasmo; por la exactitud, la prosa es excelente. El retrato de Pablo Rudomin, insuperable.

Matar por Ángela

Autor: Hugo García Michel
Editorial: Lectorum

La anécdota, que va de Ibargüengoitia, Usigli, Gerardo de la Torre a Nabokov, tiene momentos inesperados aunque el autor puede anticiparse a los hechos; el autor, rocanrolero, ensayista, crítico y editor, cuenta la historia de una pareja que se salva de ser infeliz; lo mejor del tomo son los retratos crueles de muchos actores de la cultura y la música actuales, más reconocibles de los que aparecen con su nombre.

Zarpa el circo

Autor: Coral Bracho / Vicente Rojo
Editoriales: El Colegio Nacional / Ediciones Era

Un poema de la extraordinaria Coral Bracho, que dividido en estrofas parece varios que se enlazan y se comunican, y que recuperan la magia de los antiguos circos, ilustrado por un Rojo desinhibido, con imágenes que reviven algunas de las etapas más célebres de su pintura (las “señales” y las “negaciones”) y que dan nueva vida a figuras antiguas que adquieren frescura. Una colaboración llena de nostalgia y alegría.

Lo que no te mata te hace más fuerte

Autor: David Lagercrantz
Editorial: Destino

Las tres novelas comprendidas bajo el rubro de Millenium no podían quedarse volando luego de la muerte de Stieg Larsson, por el número inusitado de lectores para unas obras no tan claras, aunque sí emocionantes; contrataron a David Lagercrantz para que la continuara, pero le quitó la intención, el compromiso social, la inquietud, la magia, e hizo una novela banal, intrascendente, un best-seller convencional.

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