Cada día se suman acciones que parecen confirmar que en Oaxaca —y por extensión en el país— ha comenzado una nueva etapa en materia de educación. Primero fue el retiro del control del Instituto Estatal de Educación Publica de Oaxaca a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), luego el anuncio de que los 291 maestros que no se presentaron a la evaluación fueron cesados, después el descuento a 72 mil 468 profesores de al menos cinco estados que faltaron a clases por asistir a movilizaciones el 2 de octubre.

Ahora conocemos que ayer fueron detenidos cuatro integrantes de la CNTE e ingresados al penal de máxima seguridad de El Altiplano por la toma de instalaciones estratégicas, robo y actos vandálicos contra instalaciones militares.

Si Oaxaca es el estado con mayor analfabetismo, con el menor cumplimiento del calendario escolar y con peor desempeño educativo, gran parte es responsabilidad de la CNTE, que durante años monopolizó el control de la burocracia educativa, pero no para beneficiar a los alumnos, sino en beneficio de líderes que hicieron de las movilizaciones su mejor arma para obtener millonarios recursos y cargos en el sector educativo del gobierno estatal.

Para terminar de tajo con un problema que comenzó en la entidad en 1992, hace 23 años, cuando la autoridad cedió a la sección sindical el manejo de la educación, no se requiere más que el apego a la ley, situación que hasta hace unas semanas no existía. Durante estas décadas estábamos acostumbrados al casi cotidiano incumplimiento de la normatividad sin que hubiera ningún tipo de consecuencia para el infractor. Las cosas empiezan a verse de manera diferente.

Autoridades de la Procuraduría General de la República dieron a conocer que investigan a otros 15 docentes por ataques a las vías de comunicación, toma de casetas y de instalaciones federales como Pemex. Sobra decir que las acciones penales deben estar sólidamente sustentadas y con pruebas. Se pide únicamente la justa aplicación de la ley, sin abusos de por medio, para que la autoridad judicial resuelva sobre aquellos que se erigieron en falsos guardianes de la educación en detrimento de varias generaciones de alumnos.

Faltarán muchas cosas más por llevarse a cabo para poder decir que el panorama educativo en Oaxaca y en varias entidades más adquiere nueva forma. En acciones como la de ayer es común actuar en contra de dirigentes menores y dejar las cabezas intactas. En el momento en que se cumplan los 200 días de clase, en que los maestros sean evaluados y eso se refleje en la preparación de los menores, se podrá decir que ha iniciado una nueva era en la enseñanza de la entidad.

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