El viejo paradigma que aseguraba un trabajo a la persona con la debida preparación académica ya no es vigente en México. El empleo en nuestro país es una realidad que se ha visto afectada por los cambios vertiginosos de la época en que vivimos, pero también por un entorno político y económico que no está a la altura de los tiempos actuales ni de las demandas colectivas.

Mientras en nuestra vida pública la pauta es marcada por los ciclos electorales, envueltos en la lógica de la obtención del poder a cualquier costo, el empleo y la moneda nacional se devalúan paulatinamente. Y esto ocurre en la medida en la que pasan generaciones de jóvenes que, aun preparados, no logran insertarse en el mercado laboral formal, o si lo hacen, es en condiciones precarias.

Como revela hoy EL UNIVERSAL, la preparación académica no garantiza la obtención del empleo adecuado a las competencias de los estudiantes mejor preparados. La razón de ello es que nuestro país no ha innovado en sus industrias, como tampoco ha potenciado la generación de empleos que requieran trabajadores con calificaciones especiales. Lo que se genera son vacantes que poco aportan al desarrollo económico en general, y al profesional, en particular.

A estos fenómenos hay que sumar el escaso crecimiento económico de nuestro país en los últimos años, la devaluación de la moneda nacional, las dificultades de emprender en México, así como el estancamiento de las industrias locales. Es decir, el país no logra impulsar el desarrollo de nuevos sectores económicos, al mismo tiempo que los distintos motores de crecimiento se mantienen en sus niveles sin aportar más de lo que han hecho.

Según especialistas, tener profesionales calificados por encima de las demandas de los empleos que tienen, disminuye la calidad de vida de amplios sectores y obstaculiza la movilidad social. No obstante, ante la falta de oportunidades, es una situación que se repite de forma cotidiana, aunque el problema sigue sin ser apreciado en su entera dimensión.

México es un país joven, sin embargo este segmento poblacional es el más afectado bajo estas condiciones. El bono demográfico con el que cuenta nuestro país, en el que la población en capacidad de trabajar es mayor que la económicamente dependiente, se agota cada vez más rápido. Actualmente se vive la última etapa de este fenómeno.

La última oportunidad de aprovechar la fuerza laboral joven y preparada es ahora, de lo contrario, las consecuencias económicas y sociales serán graves. Esta es una pauta que puede marcar a más de una generación de mexicanos con miras a obtener mejores condiciones de vida para todos. Es momento de levantar la visión y dejar los ciclos electorales a un lado para dar paso a lo verdaderamente importante.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses