Ayer, en el marco de su participación en la Cumbre APEC en Lima, Perú, el presidente Enrique Peña Nieto se manifestó por la modernización y no renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Llamó a hacer de este acuerdo un vehículo mucho más potente y moderno, que permita a México, Estados Unidos y Canadá consolidarse como una región más productiva y competitiva. Asimismo, a no dejarse confundir por “sentimientos proteccionistas que empiezan a crecer en el mundo”.

Algo nuevo, y ciertamente positivo, en el discurso del presidente Peña ante jefes de Estado de la región Asia-Pacífico —que fue una franca defensa de la apertura comercial mexicana, el libre comercio y la globalización—, es que pugnó para que sean incorporados los temas laboral, la inclusión de Mipymes —micro, pequeñas y medianas empresas— y el medio ambiente en una eventual modernización del TLCAN.

No es intrascendente lo dicho por el Presidente. En el contexto de las más recientes afirmaciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre que EU inminentemente negociará o abandonará el pacto comercial norteamericano, las palabras del mandatario mexicano cobran un peso especial porque, además de tratarse del posicionamiento del gobierno mexicano, éste fue manifestado ante un foro que aglutina a naciones de Asia-Pacífico y que pugna, justamente, por los acuerdos económicos y comerciales.

Hace unos días, al darse a conocer la agenda de los primeros 200 días del gobierno de Donald Trump, el presidente Peña se manifestaba en pro de la renegociación del pacto. Sin embargo, es positivo que hoy, ante el enorme riesgo que supone para México la radicalización del discurso del magnate con respecto a nuestro país, el titular del Ejecutivo mexicano dé este claro posicionamiento que, no obstante, sólo dará resultados favorables si es parte de un plan de trabajo del gobierno federal en el ámbito internacional y diplomático y que incluya muchas otras acciones en defensa del TLCAN.

Pero además, en un acto con clara dedicatoria y tomando la iniciativa, Peña Nieto planteó la propuesta de poner en el centro de una posible modernización del tratado a las micro, pequeñas y medianas empresas y al medio ambiente. Esto manda la señal de que México entiende la postura del futuro presidente de EU y está en la etapa de privilegiar el diálogo como herramienta de acuerdos.

Está por iniciar una nueva y difícil era en la relación entre México y Estados Unidos, por lo que el gobierno mexicano debe actuar lo más rápidamente posible para hacerle ver al próximo ocupante de la Casa Blanca la verdadera dimensión del libre comercio entre los dos vecinos, que ha traído a ambas economías mayor desarrollo, crecimiento económico e inclusión social, pero también interdependencia, como nunca en su historia compartida.

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