Enhorabuena, porque ayer la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) anunció su regreso a clases en Oaxaca, luego de que la Asamblea Estatal de la Sección 22 acordara la madrugada de este sábado finalmente iniciar, el próximo miércoles 7 de septiembre, el ciclo escolar 2016-2017.

No obstante, esto está lejos de ser un síntoma de la terminación del conflicto, y quizás sea el inicio de una nueva embestida contra el gobierno, pues la CNTE dejó claro que no significa la terminación de su lucha por la abrogación de la reforma educativa y advirtió que retomarían el cierre de escuelas si el gobierno federal no da marcha atrás al cese de profesores y a los descuentos de días de salario. La Sección 22 reiteró asimismo que continuarán las protestas —¿y el vandalismo?— en las instalaciones del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).

Por ende, este anuncio sólo viene a distender un poco el nudo gordiano en que devinieron las mesas de negociación en la Secretaría de Gobernación, y no debe considerarse una victoria del gobierno, pero tampoco una cesión del magisterio disidente, que más bien parece querer congraciarse con las familias oaxaqueñas y la sociedad civil en general.

El inicio de clases en Oaxaca no se da, entonces, por el ultimátum lanzado por el gobierno federal de que sin clases no habría diálogo, sino para “cumplir con su compromiso con estudiantes y padres de familia”, según declararon representantes de la dirigencia nacional, quienes también aclararon que se definirá el próximo miércoles si esa acción se ampliará a todo el país, lo que por el momento queda completamente descartado para Chiapas, donde la filial de la CNTE dio a conocer que en dicha entidad se mantiene el paro laboral y, como parte de su plan de acción, se anunció que este lunes 5 los maestros disidentes tomarán varias plazas comerciales en Tuxtla Gutiérrez.

Este movimiento ambivalente podría sugerir dispersión y falta de consenso al interior de la disidencia magisterial, o bien, voluntad de negociación ante el gobierno, pero al mismo tiempo la intención de mantener la presión sobre éste. El asunto es que las mismas exigencias persisten y podría tratarse sólo de una jugada para medir el terreno. Al final, la decisión de iniciar clases a nivel nacional se definiría en la Asamblea Nacional Representativa, el próximo martes, pero no así el hecho de continuar sus movilizaciones y oposición a la reforma, algo que no está a discusión, y por lo cual insisten en retomar el diálogo con la Secretaría de Gobernación.

Luego de hechos desafortunados como los de Nochixtlán y de las fuertes pérdidas económicas que acumulan miles de comercios y empresarios, es urgente la definición de lo que viene en este conflicto que, pese a los anuncios dados este sábado, para los maestros disidentes continúa en los mismo términos de exigir la derogación de la reforma educativa y, más importante aún, sigue afectando a miles de niños, quienes siguen en el rezago educativo.

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