A partir de 2020 el aeropuerto más importante de América Latina y el tercero del mundo se ubicará en la ciudad de México. Se trata de la infraestructura federal de más relevancia en este sexenio, que requerirá inversiones por unos 13 mil millones de dólares; las principales obras de construcción deben iniciar este año. Del tamaño del proyecto debe ser la transparencia en la asignación de contratos, para darle credibilidad y confianza.

Ayer se dio a conocer a los grupos ganadores que participaron en la licitación para construir las pistas 2 y 3, que junto con el edificio que albergará la terminal constituyen el corazón del nuevo aeropuerto. Casi dos decenas de empresas se inscribieron en cada uno de los concursos. El fallo fue pospuesto en dos ocasiones por el número de interesados y por la competitividad de los participantes. Las señales son, pues, que la decisión se dio luego de un profundo análisis.

El grupo que ganó la licitación de la pista 2 resultó una sorpresa; no estaba entre los favoritos de los analistas, sin embargo obtuvo las puntuaciones más altas en los aspectos técnico y económico, que le sirvieron para dejar en el camino a grandes constructoras; por el contrario, en el resultado de la pista 3 el consorcio triunfador está conformado por importantes grupos empresariales del país; en este proceso en específico fueron desechadas nueve de 16 propuestas porque no cumplieron con los criterios técnicos y económicos exigidos en las bases.

Los resultados hablan de un proceso sumamente cuidado, el cual no ha sido motivo de impugnación, hasta ahora, por alguno de los participantes. Ellos, por haber seguido de cerca el proceso, se convierten en la pieza idónea para avalar la legalidad del esquema.

Luego del fallido intento por iniciar la construcción del nuevo aeropuerto en los primeros años del siglo, durante el gobierno de Vicente Fox, el proyecto toma forma y avanza de acuerdo con lo previsto, aunque en materia de conectividad vial poco se ha dicho. De acuerdo con los documentos oficiales, hay proyectos para extender líneas del Metro y del Metrobús, así como rutas viales que serán creadas de aquí a 2020. El acceso al aeropuerto debe contar con un plan maestro que privilegie el transporte público de calidad para que no se repitan las escenas de saturación vehicular que se ven en la actual terminal aérea. Empezar de cero un aeropuerto brinda la oportunidad de aprender de los errores que muestra la terminal que aún se utiliza.

En los siguientes días se sabrá si los fallos pasaron la aduana de la imparcialidad. Es imperativo que, como la de ayer, todas las licitaciones del proyecto más importante del sexenio se conduzcan con la mayor transparencia para blindarlo de cualquier mínima sospecha de favoritismo.

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