Del Diario Político de la Mañana a El Gran Diario de México, no solamente se encuentra una memorable centuria de excelencia, veracidad y oportunidad periodística, sino también el inalterable compromiso para seguir ofreciendo un medio informativo de vanguardia.

La propuesta del ingeniero Félix Fulgencio Palavicini, que comenzó el 1º de octubre de 1916, para difundir las ideas revolucionarias que otorgaron fisonomía a nuestro actual marco de convivencia, a la postre significó un decisivo acierto en favor de la ciudadanía.

La genuina vocación de EL UNIVERSAL por fortalecer el pluralismo democrático quedó demostrada desde que su redacción y taller, ubicados en la esquina de Madero y Motolinía de la Ciudad de México, imprimieron el primer ejemplar de la Constitución federal de 1917.

Desde entonces, este diario de circulación nacional ha sido un resuelto impulsor de los derechos humanos, destacándose los de índole política, como la libre expresión de ideas, el derecho a la información, la democracia representativa y la igualdad de género.

Cívicamente también ha cumplido escrupulosamente con su celosísima, minuciosa y exigente labor, al brindar las noticias de manera objetiva, imparcial y fidedigna, siempre de la mano de articulistas, editorialistas y profesionales de la comunicación que gozan de oficio, crédito y reputación.

Momento ciertamente decisivo fue hace 47 años, cuando asumió la presidencia corporativa y la dirección general del querido y preclaro maestro don Juan Francisco Ealy Ortiz, por cuya inspiración, dedicación y liderazgo EL UNIVERSAL avanzó hasta convertirse en un vehículo informativo de absoluta referencia.

Justamente esa altura de miras y esa visión creadora, basadas en su conocimiento, equilibrio y mesura, han convertido —al que en su día igualmente se llamó El Gran Diario Independiente de México— en un ejemplo de clase mundial en el uso del internet y las tecnologías de la información.

De la invención a la realidad, de la idea a la letra y de la información a la expresión, hoy celebramos al unísono —con gran alegría e ilusión— el Centésimo Aniversario de lo que es ya, la admirable expresión de lo que otro insigne periodista mexicano sentenció en los anales de nuestra vibrante historia:

“[La] libertad de escribir y publicar escritos en cualquier materia… no es una concesión, es un homenaje… a la dignidad humana, es un tributo de respeto a la independencia del pensamiento y de la palabra… consideremos la imprenta bajo su verdadero punto de vista, como elemento de civilización y de progreso, y el derecho a escribir como la primera de las libertades, sin la que son mentira la libertad política y civil”. Francisco Zarco, constituyente, 1856-7.

Consejero de la Judicatura Federal de 2009 a 2014

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