Los gobiernos federal y del Estado de México han puesto en marcha todo el engranaje de su maquinaria electoral para imponer su voluntad en la disputa por la gubernatura de la entidad.

Al uso indebido de recursos públicos y al condicionamiento de la entrega de los beneficios de los programas sociales al voto en favor del partido oficial, se ha sumado un operativo territorial encabezado por funcionarios federales y locales del más alto nivel, para coaccionar a los electores e identificar en cada sección electoral, casa por casa, su intención de voto que, a diferencia de lo sucedido en procesos anteriores, ha sido ineficaz para revertir el hartazgo de la sociedad mexiquense con el actual gobierno y el rechazo a su candidato.

Ello los ha conducido a reforzar las prácticas del descrédito y de campañas sucias de comunicación y manipulación de información, utilizando incluso las instituciones públicas para judicializar el proceso y formular acusaciones contra sus opositores, las cuales han resultado igualmente ineficaces.

A un mes de que terminen las campañas, las encuestas registran un crecimiento consistente en las preferencias electorales de la oposición. Por primera vez en la historia electoral mexiquense la candidata de Morena, Delfina Gómez, encabeza las mismas, y la suma de las preferencias electorales abiertas, evidencia un rechazo de 72 por ciento contra el candidato del PRI, Alfredo del Mazo, quien mantiene un inestable 28 por ciento de intención del voto, en tanto que los candidatos que se reivindican de izquierda registran, en conjunto, un holgado 46 por ciento que, de actuar con inteligencia y lograr su unidad en torno a un programa de gobierno y causas comunes, les permitiría llegar a la jornada electoral con un piso suficiente para lograr la primera alternancia de gobierno en la entidad.

Ello tiene muy nervioso al gobierno y su partido, los que en procesos anteriores no han tenido escrúpulo alguno para comprar el voto y coaccionar a los ciudadanos, por lo que no puede desestimarse la campaña de rumor encabezada por el dirigente nacional del PRI sobre supuestos problemas de salud de Andrés Manuel López Obrador. Menos aún las amenazas contra Morena, su dirigente nacional y su candidata, contenidas en presuntas “narcomantas” y el incendio de vehículos en Acolman y Chimalhuacán, lo que enrarece el clima político y busca generar confusión y miedo en el proceso electoral.

Cabe recordar cómo, en el mes de enero, el incremento en el precio de las gasolinas fue seguido de una serie de acciones de vandalismo y saqueo en decenas de comercios en el Estado de México, acompañadas de una intensa campaña de rumores en las redes sociales y en los medios de comunicación que provocaron confusión, psicosis y miedo.

No es casual que resurjan este tipo de prácticas que pretenden desarticular la campaña electoral, promoviendo actos vandálicos y provocaciones para generar miedo ante un escenario de desestabilización.

El rumor busca la manipulación, generar desconcierto e incertidumbre en la opinión pública, aprovechando hoy la gran velocidad a la que circulan en las redes sociales, donde se reproduce información falsa con el propósito de inducir en el imaginario colectivo temor ante los cambios a fin de mantener el orden establecido.

La ciudadanía mexiquense debe mantenerse atenta para evitar que la autoridad intente sembrar miedo, odio e intimidación a los candidatos, ni que incurra en la tentación de explorar la ruta de desestabilizar la vida política en la entidad para mantener el gobierno. El reto es lograr que a través de elecciones libres y democráticas la indignación se convierta en cambio.

Senador de la República

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses