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Este 1 de julio, 2.4 millones de trabajadoras del hogar tuvieron la posibilidad de votar bajo dos preceptos: reflexionar qué políticos podrían comprometerse a garantizar sus derechos laborales, y tener presente el trato recibido por la clase política que las emplea.

“Gracias a nosotras son legisladores, políticos, abogados, feministas, estamos detrás de ellos cuidando de sus casas y que sus hijos estén bien comidos, vestidos, planchados y cuidados”, afirma Marcelina Bautista, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores del Hogar (Sinactraho).

“Muchas veces lo que recibimos de ellos como empleadores es violencia física, emocional, económica, sexual y hasta discriminación al no respetar nuestros derechos y despedirnos sin indemnización. También pensamos en eso al votar”, subraya Bautista.

Marcelina sufragó por la mañana y por comunicación vía Whats- App sabe que sus compañeras de sindicato también lo hicieron en Puebla, Querétaro, Colima, Nuevo León, Chiapas, Tijuana, Estado de México y la Ciudad de México. Le han enviado fotografías con su dedo marcado y así lo difundirán en redes sociales.

“Votamos libremente y esperamos que quien gane estos comicios asuma su responsabilidad con nosotras, porque también aportamos a la economía del país, aunque la mayoría sólo ganemos dos salarios mínimos y seamos contratados por ellos vía outsourcing, desconociendo el contrato que firmaron con agencias de colocación”, precisa.

Sus tres peticiones principales: ratificación del Convenio 189 ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y modificaciones al capítulo 13 de las leyes Federal del Trabajo y del Seguro Social, las cuales siguen en la mesa, y aunque solicitaron desde hace meses al gobierno federal abordar el tema, a la fecha siguen sin respuesta. Excepto la propuesta del ex candidato de la coalición PRI, PVEM y Nueva Alianza, José Antonio Meade, quien les ofreció en campaña prestaciones sociales.

“Coincidimos en preguntarnos cómo confiar en alguien que tuvo la oportunidad de ratificar el Convenio 189 cuando era secretario de Hacienda y no lo hizo”, destaca.

“Creemos que su propuesta no fue un compromiso real, sino parte de una estrategia de campaña, por eso cada una de nosotras votó en libertad y con responsabilidad, por quien consideró puede darnos garantías reales de nuestros derechos en el futuro. Aunque muchas veces son los políticos, como empleadores, quienes tratan de sugerirnos por quién votar”, indicó la dirigente de empleadas domésticas.

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