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Leticia apenas atraviesa la puerta 3 donde comienza el recorrido por las casas de los presidentes, cuando se da cuenta que las zapatillas con tacones de ocho centímetros que lleva no son las apropiadas para recorrer los salones, jardínes y galerías de Los Pinos. Sabe que se equivocó pero su emoción no amaina, quiere decubrir que había tras la barda que siempre custodiaban soldados, le sorprende que ahora los rostros serios de los militares ya sonríen y dan información a todo el que les pregunta.

Ella, su madre y su tía se detienen a escuchar a la Banda Sinfónica de Tlaxiaco, que vino desde Oaxaca a la fiesta de apertura del complejo cultural que poco a poco se irá habitando como señaló la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto; a los pocos minutos de terminado Dios nunca muere, la Sinfónica Comunitaria de Texcoco, conformada por 30 niños y jóvenes, dirigidos por el maestro Pedro Arpide Flores, recibe a los visitantes que comienzan a hacer una larga fila para acceder a la Casa Alemán, la primera del recorrido.

“Este espacio se va a ir habitando y se va a ir construyendo el proyecto de cultura más pertinente que deba habitar este lugar, pero de entrada dimos la bienvenida a la gente con lo más valioso que tenemos que son niños artistas, jóvenes artistas de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, la Banda de Niños de música de Tlaxiaco, Oaxaca, los jovenes que están en el Movimiento Sonemos del maestro Márquez, en Morelos; todos ellos son quienes han acompañado esta visita de la gente cuando van llegando”, afirma Alejandra Frausto en entrevista tras el concierto de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, bajo la dirección de Eduardo García Barrios.

El ingreso de los visitantes no se detiene, el sábado fueron 30 mil personas y este domingo 60 mil visitantes. Llegan en automóviles, muchos en bicicletas, otros tantos en camiones que van hacia La Villa, propovienen de Baja California, Coahuila, Michoacán, Morelos, Tabasco, miles del Estado de México y otros miles de las distintas alcaldías de la Ciudad de México. Quieren ver cómo vivían los presidentes, y aprovechan para escuchar a los jóvenes músicos, incluso se animan a bailar.

Pasado el mediodía, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, visitó Los Pinos. ”Ya se dieron cuenta cómo está la gente recibiéndolo, personas que se ponen bailar, que están siendo parte de esta celebración cultural. Éste espacio se irá construyendo. El proyecto cultural se irá construyendo paso a paso”, sostiene Frausto, quien hoy visitará las oficinas de la Secretaría de Cultura, en la calle de Arenal 40, en Chimalistac, para la entrega-recepción; dice que en los próximos días dará a conocer los nombres de los funcionarios con quienes trabajará en la dependencia. Y que quizás esta misma semana viajará a Tlaxcala, para comenzar con la descentralización. “Estamos valorando cuál va a ser la mejor forma de operar la oficina, ya se los iremos contando”, asegura.

Frausto llegó al concierto que ofreció la Orquesta Escuela Carlos Chávez, feliz grababa a la gente sentada en los jardínes de la plaza Madero; ella misma se sentó en el pasto para escuchar el Huapango de Moncayo, el estreno del Mambo no. 9 de Arturo Márquez y Semsemayá de Silvestre Revueltas; luego de llamar a Susana Harp, la senadora por Oaxaca que también estuvo presente, Frausto dijo que con respecto al Complejo Cultural Los Pinos nada está definido ni se excluyen las ideas. “Hay mucho de los acervos que se encuentran alrededor de aquí, hay acervos de la Secretaría de Hacienda, de Bellas Artes que podrían mostrarse si se construye un proyecto en el que la narrativa requiera de eso”. Aseguró que el proyecto estará determinado por lo que vaya marcando el lugar y lo que va marcando la lógica y sintiendo el espacio y reflexionando. “Construir un proyecto en un lugar que no conocíamos sería algo irresponsable si no se hace con tiempo. Vamos a ver con lo qué tenemos como país que es una potencia cultural, qué es lo más importante y lo que no compita con la oferta cultural que tenemos alrededor. Hay que ir analizando eso y se va ir construyendo de la mano de la sociedad, de la mano de los creadores; esto apenas está comenzando, ésta es finalmente una fiesta de apertura”.

La funcionaria que era abordada por infinidad de personas que le entregaban documentos, le preguntaban qué va a pasar con los trabajadores de la Secretaría de Cultural o sólo quería tomarse una selfie con ella, aseguró que las prioridades culturales están planteadas desde las reuniones de transición que tuvieron.

“Estuvimos evaluando cuáles son; en primer lugar darle su espacio a los proyectos que están vivos, que tienen vigencia, que deben continuar; hay que valorar toda la situación a la luz del plan de austeridad, lo que tenemos que hacer dentro de la institución al respecto y darle un caracter importante a lo que hemos platicado desde la campaña y que ahora va a ser una realidad. Cómo vamos a darle cabal cumpliento al derecho humano a la cultura en todo el país, estamos trazando un mapa que pasa del ámbito estatal al ámbito municipal para llegar a todos los municipios de este país, y para reconocer la vitalidad cultural que hay en cada uno de ellos; porque cada lugar de este país es una fuente de cultura”.

Los visitantes no paran, quieren descubrir cada rincón, descubrir a cada personaje, revisar hasta el mínimo rincón de cada habitación, salón o sala de cada una de las casas que se puede visitar, lo hacen a pesar del llamado a avanzar, a permanecer pocos minutos en cada espacio, a permitir el paso de los siguientes visitantes.

Alejandra Frausto dice que son ellos, la sociedad y los artistas, los que van a reflexionar. Asegura que el caracter de ese complejo cultural lo determinarán las “mejores mentes de México”, es decir, los creadores, escritores, filósofos, las personas que estén vinculadas a la cultura. “Se irá transformando este lugar en un complejo cultural que se une a este enorme parque cultural que tenemos”, señala Frausto y luego sigue su camino. Asegura que tendrá una reunión con su gente, el equipo de voluntarios que desde el sábado apoyan en Los Pinos y que se identifican con una playera verde militar y con un tarjetón. Entre ellos están Isaac Masri, Grace Quintanilla y Homero Fernández, quien asegura que son alrededor de 100 voluntarios, entre amigos y familiares de ellos, que apoyan en la apertura.

Las familias acuden con carriolas, bibicletas y hasta con sillas de ruedas; ven tan limpio el lugar que hasta se animan a tomar de la fuente y dicen “que el agua está bien buena”.

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