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fue un mago de la palabra, integrante la llamada Generación del Medio Siglo que Jorge Volpi prefiere llamar “el as de oros de la literatura mexicana”; un escritor que trabajó como nadie el tema del fracaso, la memoria y el carnaval, como lo definió Juan Villoro ; un hombre extraordinariamente modesto, gran lector, invaluable traductor y enorme escritor.

Así lo definieron y , en la mesa redonda “Sergio Pitol, mago de la palabra” que forma parte del Homenaje Nacional al narrador mexicano fallecido el pasado 12 de abril, y que anoche fue recordado a través de su literatura, de pasajes de su vida familiar a través de una carta escrita por su primo Luis Demeneghi; de dos videos que celebraron su obra, y mediante tres arias interpretadas por Lourdes Ambriz y Encarnación Vázquez.

Durante el homenaje celebrado en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes , que contó con la participación de Laura Demeneghi, Jorge Volpi dio cuenta de las tres grandes etapas creativas en la obra de Sergio Pitol, de las que surgieron obras fundamentales.

“A partir de escribir sus tres primeros cuentos, que lo lanzan a una vida de escritor, la literatura va a ser uno de los centros no sólo de su quehacer cotidiano sino de su vida entera. El tamiz a partir del cual va a ir tomando todas sus decisiones posteriores”, señaló Volpi , quien dijo que “El desfile del amor” no sólo es su obra maestra sino de las mejores novelas mexicanas del siglo XX y XXI.

“La tercera etapa de Sergio es de una genialidad absoluta, es la etapa memorialista donde combina memoria, ensayo y ficción como nadie lo había hecho: está “El arte de la fuga”, “Pasión por la trama” antes de llegar a “El viaje” y “El mago de Viena”, ahí encontramos al mejor Sergio Pitol de todos, al que por fin se explora a sí mismo y al explorarse a sí mismo explora la literatura y todo el mundo que lo rodea”, afirmó Volpi.

Por su parte, Juan Villoro , dijo que Sergio Pitol siempre fue un hombre extraordinariamente modesto. “Nunca pensó en hacer carrera o en buscar la gloria de manera deliberada, todo le fue llegando como por accidente, le gustaba escribir lo hizo con la vocación que tuvo siempre pero de una manera intermitente muchas veces”.

Para 1978 Pitol se consideraba un escritor bastante secreto de la literatura mexicana, pero que su trabajó tanto el tema del fracaso como con el tiempo se convertiría en una de las voces más reconocidas y significativas, entre otras cosas por eso, por haber mantenido un temple tan genuino, tan ajeno a las modas, a las presiones, a la necesidad de tener un éxito inmediato

“Sergio entendió la literatura como otra forma de la hipnosis para investigar su propia memoria, es decir, no escribía porque ya recordaba, sino que escribía para recordar; entender la memoria como un atributo de la investigación, incluso de la imaginación para entenderse a sí mismo en el pasado, es lo que le da el sello tan peculiar a sus libros memoriosos”, afirmó Villoro.

El próximo jueves 14 de junio, a las 18 horas, en el Audirorio Alfonso García Robles, del Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM, se llevará a cabo la segunda mesa redonda del Homenaje Nacional, titulada "Pitol, el viajero y diplomático", con la participación de Antonio Saborit, Philippe Ollé-Laprune y Héctor Orestes Aguilar.

akc

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