Que Huberto Batis dejará descansar a sus lectores

Después de una larga estancia en un hospital al sur de la Ciudad de México, el escritor y editor Huberto Batis ya se recupera en su casa acompañado de los suyos. Pero Batis necesita más reposo que nunca, así que nos cuenta que suspenderá por una temporada las entregas de sus gustadas memorias quincenales en el suplemento Confabulario, en donde no deja títere con cabeza. Es nota porque será la primera vez que Batis se tome unas vacaciones en serio; en todos estos años nunca ha dejado de estar dando alguna clase o preparando algún texto periodístico o editando algún texto o libro suyo o de algún ex colaborador o alumno. Pues merecido descanso (que ojalá no se prolongue mucho), aunque desde el reposo de la convalecencia no ha dejado de estar al día sobre el carnaval de las campañas presidenciales y lo que proponen esos hombres y mujeres especialistas en Cultura que asesoran a los candidatos. ¿Que la Secretaría se irá a Tlaxcala? ¿Que en la cultura no tienen cabida los caciques? ¿Que la cultura será el epicentro del proyecto de nación? ¿Que se tendrá el mayor presupuesto para la cultura en la historia? ¿Que ahora sí llevarán la cultura al pueblo? ¿Que ahora sí, ahora sí, ahora sí será todo mejor y diferente? “Ja, ja, ja. Pues ya veremos, dijo el ciego”, dicen que comentó Batis esta semana ante tanta promesa de nuestros nuevos caudillos culturales.

En el Museo Leonora Carrington la museografía aún está en obra negra

En el Museo Leonora Carrington, en San Luis Potosí, estaban tan emocionados con su inauguración que olvidaron algunos detalles. Abierto al público desde el 22 de marzo, ocupa una sección del Centro de las Artes en la antigua penitenciaría estatal y aloja alrededor de 100 obras de la artista, entre joyería, esculturas y dibujos. Si bien la primera sección hace un útil recorrido por la vida y obra de Carrington, el resto de las salas exhiben faltas museográficas y hasta ortográficas. Las primeras porque muchos dibujos de la artista carecen de una mínima explicación o contexto; las segundas porque en una de las citas de la artista que hay en los muros de las salas alguien confundió el adjetivo “mi” con el pronombre “mí”.

Otro detalle es que incluyeron una sala de realidad virtual en la que el visitante puede apreciar en dos visores digitales (los otros dos no funcionan) cómo era la vida en ese penal. Muy atractiva, pero sin duda quedarían mejor en el espacio dedicado a la historia de ese lugar. Eso sí, ya buscan crear ahí un Centro Internacional de Estudio y Difusión del Surrealismo. ¿Serán simples descuidos o una nueva vanguardia museográfica y ortográfica? Es un misterio.

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