Un grupo de investigadores señalan que en México hubo presencia humana desde hace 30 mil años, afirmación que hicieron después de diferentes estudios a 2 mil artefactos que fueron encontrados en la Cueva del Chiquihuite, ubicada en el municipio Concepción del Oro, en Zacatecas.

“En América del norte se considera que la llegada humana no pudo ser antes de hace 18 mil años; sin embargo, la evidencia confirma que hubo presencia durante el Último Máximo Glacial (LGM, por sus siglas en inglés), que ocurrió entre hace 18 mil y 27 mil años. La presencia más sólida (encontrada en la Cueva) es de hace 28 mil años, aunque algunos artefactos sugieren una posible presencia de antes de los 28 mil y hasta los 31 mil años de antigüedad, pero eso se sabe por una capa muy pequeña que apenas fue excavaba”, explica en entrevista el arqueólogo Ciprian Ardelean.

La Cueva del Chiquihuite, situada a cerca de mil metros sobre el suelo del valle, fue encontraba en 2010, por Ardelean, quien halló los primeros vestigios en 2012 y posteriormente, en 2016, hizo la primera temporada de campo.

Después de una década, Ardelean publicó ayer en la revista Nature un artículo sobre los análisis hechos a los artefactos. A raíz de la publicación, el investigador de la Universidad de Zacatecas señala que han comenzado algunas críticas hacia su trabajo.

“La principal aportación del estudio es que en las regiones donde haya sitios con estos fechamientos, se atrevan a volver a estudiarlos. Ya era hora de que México entrara al mapa arqueológico, por lo general en los mapas de presencias humanas en las Américas, México nunca aparece. Hay poco que criticar (al estudio), el problema que tiene la gente es que los artefactos están elaborados con caliza recristalizada, materia prima que no es muy usual; sin embargo, no saben que en toda la región del norte de Zacatecas se utilizó la caliza y los basaltos como la principal fuente de materia prima para herramientas desde esos tiempos”.

Ciprian Ardelean explica que la Cueva del Chiquihuite mide 50 por 50 metros y que hasta el momento sólo se ha excavado un espacio de 18 por 3 metros.

“Es una superficie minúscula, no se puede trabajar más de esa superficie con las técnicas que implicaron bajar algunos centímetros a la semana. En el sitio no se han encontrado restos humanos, lo más antiguos son los de los cenotes de la península de Yucatán, de alrededor de 13 mil años de antigüedad y que son únicos en el continente americano”.

El arqueólogo señala que el proceso de investigación en la cueva “aún está en pañales”, aunque sostiene que un sitio con estas características no se puede trabajar por completo, tanto por el volumen de trabajo como por los costos que serían “inconmensurables”.

En el espacio explorado, Ardelean y su equipo encontraron los 2 mil artefactos que sobresalen por el estilo de talla de la piedra que no es común, porque es algo “propio del sitio. La forma en que se sacaron las lascas (fragmento de una piedra) y las formas que tienen definen a los artefactos”.

Debido a esas características, el arqueólogo sostiene que durante la época glacial en América hubo una diversidad cultural y quizá étnica.

“Quizá no se trató de una sola ruta de migración o una sola población fundadora en el continente, sino que eran de distinto tipos y orígenes, es decir, había diversidad cultural y probablemente étnica y genética, para eso no hay pruebas definitivas, pero sí se puede manejar para hipótesis de trabajos futuros”.

Ardelean reconoce que aún falta mucho por investigar, por ello, los vestigios serán sometidos a otros estudios, algo que se podrá realizar sin problemas, porque su estado de conservación es bueno, pese a que están llenos de carbonatos, mismos que son una “prueba clara” de que los objetos fueron producidos hace miles de años.

De 2016 a 2019, hubo cuatro temporadas de campo en la Cueva del Chiquihuite, pero ya no habrá más trabajos ahí, adelanta Criprian Ardelean, porque se trabaja en otro artículo que espera sea publicado en dos años.

Sin embargo, el especialista externa su preocupación por la Cueva, puesto que para que sea considerado como un sitio bajo el resguardo del INAH debe de haber un proceso, por lo que por el momento, la Cueva se encuentra sin protección.

“La Cueva está ahí, solita, me preocupa que se haga demasiado ruido y terminemos teniendo saqueadores o buscadores de tesoros. Es un problema con casi todos los sitios prehistóricos, no se cuenta con personal de base que esté ahí en el sitio. Por el momento, sólo contamos con el cuidado que la comunidad le dé”, dice.

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