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No son antros ni bares, pero tampoco galerías tradicionales o salas de concierto. Son centros culturales independientes y pelean, desde hace más de 18 años, por un marco legal que les permita operar sin que se les dé el mismo trato de cantinas porque son distintos los objetivos, públicos y recursos con que trabajan.

Después de dos intentos de legislar, en 2010 y en 2014 —recapitula el maestro de la UNAM Oliver Bárcenas—, un nuevo proyecto empieza a discutirse y ahora bajo el amparo de la Constitución de la Ciudad de México, que demanda impulsar espacios culturales independientes, autogestivos y comunitarios, como explica la diputada Gabriela Osorio, presidenta de la Comisión de Derechos Culturales del Congreso de la Ciudad.

En ese marco, hoy en el Museo del Chopo iniciará el Foro Espacios Culturales Independientes en la Ciudad de México, que abordará el tema de una ley para estos espacios, con la presencia de gestores, académicos, artistas, especialistas y miembros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad y del Congreso local.

La iniciativa es impulsada por gestores de los espacios y por Gabriela Osorio, quien preside la Comisión de Cultura. A las mesas de hoy seguirán una mañana en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, y luego otras en distintos puntos de la ciudad.

En el encuentro de este viernes participarán, entre otros, Elena Román, quien coordinó en 2017 a un grupo de investigadores en la Universidad de la Ciudad de México para crear la Cartografía de la Distopia, una herramienta (disponible en Internet y en constante actualización) que da cuenta de las características de estos espacios. Ese estudio registra 206 centros culturales y de artes vivas en siete delegaciones (alcaldías).

Oliver Bárcenas encuentra que hoy se abren muchos espacios culturales independientes pero que cierran muy rápido, también. Los clasifica en tres tipos: “Hay algunos como los de antes, tipo el Alicia, foros; hay otros con un perfil de galería, más académicos, en un circuito de arte urbano y diseño; y otros son comunitarios, como Miravalle, en Iztapalapa, que no es de artes profesionales, que atiende a vecinos, chavos en situación de calle; no reciben ni un centavo de gobierno”.

En torno de las problemáticas que viven, la diputada detalla: “Trámite de licencias, uso de suelo, trato igual al que reciben bares, antros, o table dance; cobro de impuestos: veremos si puede haber incentivos fiscales”.

Bárcenas, quien en la UNAM hizo una tesis de maestría en Sociología —Un nuevo estatuto legal para los espacios culturales independientes alternativos—, celebra que se retomen las iniciativas para legislar en el tema. “En 2018 iniciamos una serie de reuniones con los que han estado comprometidos estos años, y con los propios espacios independientes”. En estas reuniones han participado, entre otros, gestores de espacios como Obrera Centro, Atea, Multiforo Cultural Alicia, La Gozadera, que son parte de los que estarán en las mesas compartiendo sus experiencias.

“La propuesta surge por la necesidad que tienen los espacios de un marco legal. Muchos llevan años viviendo una situación de que los clausuran, no tienen recursos para vivir, tienen problemas con los vecinos. Y la idea es crear un marco legal para que operen dentro de él y estén dados de alta”, describe Bárcenas y plantea que, además de la ley, se requiere un consejo consultivo que con la Secretaría de Cultura esté encargado de otorgar permisos a los espacios, y un observatorio cultural que dé seguimiento a las contribuciones que los centros hacen a las comunidades.

En la Constitución de la Ciudad de México, en el artículo 8, inciso H, se habla del impulso a espacios culturales independientes o autogestivos, y de que tendrán una regulación específica. Frente a esto, la diputada dice que se analizarán las propuestas: “Haremos un diagnóstico y ahí veremos si se genera una ley de espacios culturales o si hacemos otro tipo de ley. Lo que sí es que hay que crear una ley, no sólo modificar la Ley de Espacios Mercantiles. Se definirá después de estos dos eventos que tendremos este viernes y el sábado”.

“Ha faltado sensibilidad política, y se ha frenado la legislación —explica Bárcenas— porque trastoca lo empresarial, ha habido reticencia de empresarios porque esto da más autonomía a los centros culturales, porque pueden tener cierta exención. Hay un escozor de cierto sector, no quieren que a estos espacios se les dé un reconocimiento de parte del gobierno”.

Para Osorio, la idea es que en este tema la Ciudad sea referente: “Se avanzó en países como Argentina y Colombia, y queremos ser referente para los estados porque no existe una ley sobre el tema en el país”.

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