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“Cuando muere una lengua/ ya muchas han muerto/ y muchas pueden morir./ Espejos para siempre quebrados, sombra de voces/ para siempre acalladas:/ la humanidad se empobrece”, es un fragmento del poema “Cuando muere una lengua”, que escribió Miguel León-Portilla.

Ayer por la noche, ese espíritu interesado en la preservación y estudio de las lenguas originarias falleció a los 93 años, confirmó la UNAM. El maestro estuvo hospitalizado desde el 12 de enero.

A través de su cuenta de Twitter, la UNAM dio a conocer la noticia del deceso de Miguel León-Portilla (Ciudad de México, 22 de febrero de 1926- Ciudad de México, 1 de octubre de 2019).

El autor de La visión de los vencidos ingresó al Hospital Español el 12 de enero pasado, sin embargo, en julio enfrentó una problemática con la aseguradora y tuvo que ser trasladado al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, a petición de su familia, informó Alejandra Frausto, secretaria de Cultura federal.

Durante su estancia en el hospital atravesó por diferentes complicaciones que ayer por la noche terminaron con su vida.

“Desde entonces me percaté lo que significa la riqueza cultural que conlleva una lengua. Cuando perece una lengua, cada vez lo veo con más claridad, es una tragedia, la humanidad se empobrece”, señaló el investigador y especialista en la lengua náhuatl.

El respeto y el amor por los pueblos indígenas lo llevaron a estudiar el doctorado en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, título que obtuvo con la tesis La filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, con fecha de 1956, que después se convirtió en un libro ampliamente consultado.

El historiador se caracterizó por haber sido integrante de diferentes instituciones, entre las que se encuentran la Academia Mexicana de la Lengua y la Academia Mexicana de la Historia,

Sin embargo, el profesor emérito de la UNAM no se limitó a la historia, también fue filósofo, humanista y editor.

Su amplia trayectoria lo hicieron acreedor a alrededor de 50 distinciones, entre las que se encuentran el Premio “Elia Sourasky”, el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; las medallas Belisario Domínguez, “Fray Alonso de la Veracruz” y al Mérito Universitario.

Las homenajes por su trayectoria también se vieron reflejados en los 25 doctorados Honoris Causa que le otorgaron universidades nacionales como la de Guadalajara o la Autónoma de Campeche, o internacionales como la Université Toulouse Le Mirail o la de Tel Aviv.

Ayer, la Secretaría de Cultura informó que mañana, a partir de las 10 am, León- Portilla recibirá un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes.

La familia. Miguel León-Portilla se casó con Ascensión Hernández Triviño investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras. Producto de ese matrimonio nació la también historiadora Marisa León-Portilla.

Pero una segunda casa para el historiador fue la UNAM, donde era investigador del Instituto de Investigaciones Históricas.

La relación entre la UNAM y León-Portilla era tan cercana que en 2016, cuando él cumplió 90 años, la institución le organizó un homenaje en el Teatro Juan Luis de Alarcón, del Centro Cultural Universitario. En ese homenaje participaron el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, la historiadora María Teresa Uriarte, el poeta Jaime Labastida, el historiador Rodrigo Martínez Baracs y el profesor de lengua náhuatl Patrick Johansson, entre otros.

Entre amigos y familiares se analizaron las diferentes facetas de Miguel León Portilla.

De aquel homenaje resultó el libro Miguel León-Portilla. A 90 años de su nacimiento, coordinado por Ana Carolina Ibarra, Eduardo Matos Moctezuma y María Teresa Uriarte, y publicado por la UNAM o y el Fideicomiso Felipe Teixidor y Monserrat Alfau de Teixidor.

La ceremonia estuvo encabezada por Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM, quien recordó que conoció a León-Portilla cuando le operó una catarata. “Don Miguel ha sido un académico ejemplar, un humanista multifacético, escritor prolijo, redentor de nuestros orígenes, apasionado de nuestra cultura y lenguas autóctonas, un maestro de generaciones, un historiador de historiadores y un ciudadano y hombre ejemplar”, dijo el rector.

El libro también contiene fotografías de la vida de León-Portilla, la más antigua, cuando tenía cerca de un año, junto a Luisa Portilla Nájera, su mamá; otra cuando concluyó la secundaria a los 14 años, también cuando se casó con Ascensión Hernández Triviño, en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura, España.

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