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“Los contenidos en Internet deben ser libres, pero no gratuitos”, asegura Carlos Anaya Rosique, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), y señala que todo autor de un contenido debe recibir un a compensación por su obra, inclusive en Internet.

¿Debe regularse la difusión de obras creativas en Internet?, ¿los autores y creadores deben ser retribuidos por cada descarga o uso de sus materiales, literarios o audiovisuales?, ¿deben operar licencias para que plataformas digitales pongan a disposición de los usuarios las obras que tienen derecho de autor?, ¿las obras creativas deben ser de uso gratuito y libre? Sociedades de gestión autoral, promotores de Internet y estudiosos del derecho de autor sostienen una discusión respecto a este tema que en la Unión Europea ha propiciado una polémica sobre los filtros en la red y los derechos de autor. Son viejas preguntas que no se acaban de discutir.

Carlos Lara, especialista en derechos culturales, asegura que en México “nos hemos acostumbrado a vivir en la cultura del ‘todo gratis’ como rémora general”; Iván Martínez, fundador de Wikimedia México, reconoce que hay que entrar en una discusión, pues en Internet muchos están de acuerdo en que los autores merecen una retribución por sus obras, pero debe haber cambios y uno de los primeros pasos es reducir el lapso de 100 años que marca la Ley Federal del Derecho de Autor para que las obras puedan ser del dominio público.

“No le han querido entrar ni conciliar derechos. Hablamos de conciliar el derecho a la cultura y la contraparte, que es el derecho del autor a vivir de lo que crea, o como diríamos, también el ejercicio de los derechos culturales”, afirma Carlos Lara, y agrega que “la cultura del ‘todo gratis’ se ha establecido de tal forma que todo lo que pretenda una mínima regulación se ve como mordaza”.

A pesar de ser un tema añejo, no se ha discutido abiertamente. Hay posiciones contrarias entre los defensores del derecho de autor y la gratuidad en la red de los contenidos culturales y los productos creativos.

Carlos Anaya Rosique dice que Internet es un espacio de acceso libre pero que puede tener elementos de cobro y alguien tiene que pagarlos. “Al final, Facebook es una gran herramienta para la compra y venta de productos, Wikipedia lo que ofrece es un producto, y alguien tiene que pagarlo. Que ellos quieran cumplir esta función, sí, pero deben respetar los derechos de autor también”.

Wikipedia busca un acceso mucho más libre, fluido, mucho más abierto al conocimiento que no cabe en una realidad mexicana que resguarda el derecho de autor durante 100 años, asegura Iván Martínez. El defensor del derecho de informarse y de adquirir conocimiento de forma libre señala: “El panorama digital suscitó un reto en esta realidad porque por supuesto los autores tienen derecho pleno, nadie está en desacuerdo con que cualquier creador, de cualquier producto, cultural o de negocio, tiene derecho al usufructo de su obra; eso es clarísimo y también tiene derecho a la protección de ese usufructo”.

Dice que el asunto es cómo las reglas actuales, y mucho más considerando ahora a Internet, se aplican en el contexto de ahora, donde ya los procesos son mucho más líquidos, más fluidos, más inmediatos. “Este paradigma autoral se desarrolló hace décadas, cuando no existía Internet, entonces claro que necesitamos reflexionar en el papel de las tecnologías, el papel de Internet, el papel del contexto actual, de la preservación del derecho de autor y el libre usufructo de esas obras”.

Para Carlos Ruiz Díaz, director general de Editores Mexicanos de Música y la Sociedad de Autores y Compositores de México (EMMACSACM), es necesario ampliar al ámbito del derecho de autor las actuaciones realizadas por medios electrónicos; así como reconocer la validez de elementos como el correo electrónico como medio idóneo de contacto para los titulares de derechos o usuarios según sea el caso.

“También hace falta tener un marco claro que establezca limitaciones y responsabilidades a los prestadores de servicios a través de Internet (que no prestadores de servicios de acceso a Internet), para que todo el ecosistema digital se vea beneficiado con una mayor certidumbre jurídica en el uso y explotación de obras”, afirma el defensor de los derechos de los autores de música.

¿Libre para quién?. El tema de estudio de Carlos Lara es el análisis sobre el derecho de acceso a la cultura, sobre cómo se origina, cómo evoluciona, cómo se desarrolla y cómo llega a México. “Nos hemos acostumbrado a vivir en la cultura del ‘todo gratis’. Tú vas a Canadá e intentas descargar algo y te advierten que de hacerlo te pueden cancelar hasta la cuenta de Internet; en Estados Unidos, lo mismo; en España, igual; pero en México la cultura del ‘todo gratis’ se ha establecido de tal forma que todo lo que pretenda una mínima regulación se ve como mordaza, se ve como un atentado a la libertad de expresión y eso me parece miope por parte de quienes así lo consideran. Es una visión muy miope porque no han ni siquiera entrado al análisis para hacer un debate, en función de esto que está en juego”.

Para los defensores de contenidos de acceso libre esta reflexión debe ser más amplia, pues aseguran que las restricciones a no usar durante 100 años una obra son camisas de fuerza. “Nosotros creemos que no debe continuar esta visión sumamente restrictiva, debe considerar más fenómenos sociales”, señala Martínez.

Anaya Rosique por su parte dice que Internet es un espacio de acceso libre pero que pueden tener elementos de cobro y alguien tiene que pagarlos. “No hay que discutir mucho, ni hay que reformar la Ley. Hay que lograr que cumpla la Ley, no es restringir Internet, hay leyes y tienen que cumplirlas, llámese Wikipedia o cómo se llamen. Las grandes plataformas que apelan al concepto libre lo que hacen es monopolizar, ellos se vuelven los grandes concentradores de la información. Entonces, ¿es libre para quién?, si al final los que acaban decidiendo cómo se van a mediar los contenidos van a ser estos grandes corporativos y plataformas. No es el interés de que la gente pueda tener acceso sino a tener el poder de que yo dosifico la información”.

Carlos Ruiz Díaz asegura que la Ventanilla Conjunta EMMACSACM ha celebrado contratos con la mayoría de las plataformas que ofrecen servicios de música y video, y aunque hay sitios ilegales que combaten, señala que la Sociedad de Autores y Compositores de México está a favor de que los creadores decidan la manera en que sus obras pueden ser utilizadas no sólo en Internet sino en cualquier medio, pero llama a no confundir el concepto de libertad con el de gratuidad.

“Para ser más precisos, una obra puede ser de libre uso, pero no gratuito o de uso gratuito, pero no libre. Entendemos que la creación es el más claro ejemplo del ejercicio de la libertad de expresión. Es necesario ampliar al ámbito del derecho de autor, hace falta establecer un marco claro que establezca limitaciones y responsabilidades a los prestadores de servicios a través de Internet (que no prestadores de servicios de acceso a Internet), para que todo el ecosistema digital se vea beneficiado con una mayor certidumbre jurídica en el uso y explotación de obras”, enfatiza.

Así, las cosas avanzan sin discusión y las preguntas casi que siguen siendo las mismas; sin embargo, hay logros. Por ejemplo dice Ruiz Díaz que la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) hoy ubica a México junto con Corea del Norte y Suecia dentro de los tres países con mayor recaudación de derechos digitales.

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