Marx Arriaga, el nuevo Director General de Bibliotecas, fue lector sinodal de la tesis de Beatriz Gutiérrez Müller

En la Secretaría de Cultura se han presentado cambios de personal en prácticamente todas sus áreas, algunas bajas han sido previsibles y, digamos, normales ante la llegada de una nueva administración. Otras bajas han generado una gran inquietud entre los trabajadores, unas más se han dado por las buenas y otras, de plano, por las muy malas. En este último lugar se coloca la salida del bibliotecario Daniel Goldin, ahora ex director general adjunto de la Biblioteca Vasconcelos. En los últimos cinco años no sólo logró domar al “elefante blanco” del sexenio foxista, también revivió al muerto en que se convirtió el recinto durante el calderonismo. Los cargos en la administración pública, lo sabemos bien, no son vitalicios, al menos no lo son en el sector cultural. Sin embargo, la forma en que salió el bibliotecario y editor que ha sido reconocido por su trabajo a nivel internacional, es la que ha causado una gran indignación en la comunidad y en los usuarios de la biblioteca. Hace unos días le contamos en este espacio que personal que trabaja con el nuevo director general de bibliotecas, Marx Arriaga, le soltó a Goldin la frase: “Desocupa la dirección y bájate uno de los escritorios al sótano”. La ola de reacciones en contra fue contudente porque más allá de que es querido y apreciado por la comunidad, los resultados que ofreció durante su gestión son irrefutables. Y si el lanzamiento no hubiera sido suficiente, en las últimas semanas a Goldin se le pidió hacer el trabajo sucio de tener que pedir la renuncia de algunos de sus colaboradores en nombre de la austeridad republicana. Goldin, creador del proyecto A la orilla del viento, una de las más exitosas colecciones de literatura infantil y juvenil del Fondo de Cultura Económica, es un hombre dedicado y es uno de los mexicanos que debió ser considerado para ser parte del ambicioso plan de convertir a México en una “república de lectores”. No es el único, claro está, pero su voz sumaría. El encargado del recinto es, de momento, Marx Arriaga, recién nombrado Director General de Bibliotecas. ¿Y quién es él?, ¿de dónde es y a qué dedica el tiempo libre? Pues resulta que es un doctor en Filología Hispánica, ha sido investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y tiene por ahí un premio estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación. Grandes méritos, sin duda. También fue, en 2013, lector sinodal de la tesis de doctorado de la señora Beatriz Gutiérrez Müller, titulada Héroe y voces en La constancia y paciencia de santo Job de Francisco de Quevedo, de la UAM. La esposa del Presidente, por cierto, celebró su llegada a la Cuarta Transformación a través de un tuit: “Tu sensibilidad, tu preparación, tu inmensa cultura, tu final elocuencia, tus premios, certificaciones y altos reconocimientos te sitúan en el lugar indicado para esa encomienda”. Si ya no hay vuelta atrás en la salida de Goldin, la vara quedó alta y, por el bien de todos, que el trabajo del experto no haya sido en balde.

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