Hoy, según, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, sostendrá una reunión con representantes de los movimientos No vivimos del aplauso, MOCCAM y Asamblea por las culturas, para, según, “retomar las mesas de trabajo para atender la principal demanda de 100 mil apoyos de $ 15 mil para trabajadores de arte y cultura”. Y, según, habrá una intermediación con un representante de Gobernación. Lo más probable es que no ocurra y si ocurre no habrá ninguna mesa de trabajo, habrá en el mejor de los casos una invitación de la funcionaria a estar atentos a próximas convocatorias para recibir apoyos y a inscribirse en el Registro Nacional de Agentes Culturales, y nada más. El viernes le preguntaron a la secretaria, en la conferencia sobre Bienestar, si dará apoyos para la reactivación económica del sector y, evasiva, salió con que ya hizo una guía con protocolos sanitarios para que vean cómo pueden volver a los recintos cuando se indique —una guía muy menor y debatible, por cierto. ¿Por qué hablaría de apoyos económicos en una reunión virtual con creadores que la han cuestionado duramente? Es más, ¿algún día lo hará o sólo se quedará con lo hecho en Contigo en la Distancia? De modo que, ¿cuál será la reacción de los colectivos ante la inamovible negativa de la secretaria a dar beneficios en los términos que ellos proponen? Hace poco se instalaron afuera de Gobernación para hacer más visible su demanda. Los artistas organizados están frente a un gran desafío porque por un lado siguen sumando adeptos y muestras de solidaridad, pero también suman cuestionamientos. En redes sociales, por ejemplo, hay hasta un lema que dice #NoNosRepresentan porque hay quien considera que la exigencia de $ 15 mil es, incluso, coercitiva; otros cuestionan los perfiles de quienes encabezan los colectivos. Ese margen, entre el apoyo y el desconocimiento, podría ser usado por las autoridades para seguir dándoles largas o, de plano, ignorarlos.

A la secretaria de Cultura se le junta la lavada con la planchada

Y qué decir de los problemas internos, con sus propios trabajadores, que enfrenta la secretaria no sólo por el incumplimiento de pagos de salarios y prestaciones que le exige el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura --incluso acusan que se quedan en puras declaraciones pero sin solución, los dichos de la secretaria Frausto y de Omar Monroy, titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la SC--; también enfrenta, de refilón, la denuncia que académicos de tres agrupaciones sindicales del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) hacen. Los trabajadores señalan que hay “negligencia y oportunismo” pues en plena contingencia sanitaria el INBAL pretende registrar el proyecto “Condiciones específicas de trabajo para el personal académico de base del INBAL”, sin considerar la participación de todos los trabajadores quienes han exigido ese registro por 40 años.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses