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En las minucias de Alfonso Reyes y en el humor de sus libros, Margo Glantz ha encontrado resonancias con su literatura; en Juan Rulfo ha encontrado no sólo una literatura excepcional sino también coincidencias: la escritora y profesora universitaria ocupa en la Academia Mexicana de la Lengua la misma silla que ocupara Juan Rulfo; por eso a las obras de Reyes y de Rulfo dedicará su discurso de recepción del Premio Alfonso Reyes 2017, que recibirá mañana en El Colegio de México.

Margo Glantz se sabe una escritora propositiva y arriesgada, una narradora interesada en las escrituras que se modifican en las redes sociales, en la literatura fragmentaria y en los viajes que siempre la apasionan. “Soy una persona que envejezco, pero no envejezco en mi actitud ante la vida, y esa actitud ha sido siempre dentro de la cultura; como profesora, una de las actividades más importantes de mi vida, muchos años, también como investigadora, y como creadora, creo que he sido muy bien galardonada; sé que somos voraces y queremos más, pero he recibido cosas muy importantes, y lo agradezco mucho”.

La escritora que ha sido difusora de la cultura, tanto de México como de Israel, asegura que Alfonso Reyes es el autor de una obra muy especial, muy erudita y acuciosa, es la obra de un gran humanista que perteneció al Ateneo de la Juventud y fue amigo y maestro de Pedro Henríquez Ureña.

“Don Alfonso Reyes escribió muchísimo, el Fondo de Cultura Económica ha publicado más de 30 volúmenes, claro que es un poco difícil leer a un escritor que tiene su obra en 30 volúmenes, sin embargo, a mí el Reyes que más me interesa es el escritor que se preocupó mucho por las minucias; tiene libros con mucho sentido del humor, extraordinarios, como Memorias de bodega y cocina o libros que tienen una importancia enorme a pesar de su brevedad, como Visión de Anáhuac o Breviario del polvo, que a mí me han parecido siempre muy interesantes para trabajar”, dice Margo Glantz, quien asegura que ha trabajado mucho a don Alfonso y en algunas cosas se siente muy afín a su forma de ver el mundo.

Pero será a Juan Rulfo a quien dedique su discurso. Lo hace porque sigue impresionada por la literatura del autor de Pedro Páramo, porque en la Academia Mexicana de la Lengua ocupa la silla que ocupaba Rulfo; porque le dieron el premio Rulfo en la FIL Guadalajara, aunque ya no se llamaba Rulfo; pero, sobre todo, porque es uno de los grandes escritores universales y lo lee con gran entusiasmo.

“Uno siempre piensa que ya lo agotó y a la larga, tras volver a él, uno se encuentra cosas nuevas que decir de él. Es inagotable y sigue llamando la atención a la gente joven, Juan Rulfo es un contemporáneo, Juan Rulfo tiene cada vez más lectores”.

Cuando a Glantz se le pregunta cuál es la vitalidad en la obra de Juan Rulfo que lo hace un contemporáneo, dice que está en “la forma de escribir, que es extraordinaria. Leer sus párrafos es leer la gran literatura llevada al grado máximo de perfección. Si leemos sus cuadernos podemos ver que él tenía tal autocrítica que hasta que no era verdaderamente perfecto su párrafo, no publicaba. Vemos que en las sucesivas ediciones de sus libros todas están corregidas aunque fueran sólo en una coma. En los cuadernos uno ve los nombres de los personajes, el trabajo que le costó llegar a Pedro Páramo, se llamaba Maurilio Gutiérrez, Pedro Páramo es de una violencia, de una estentoreidad impresionante con todo el sentido que tiene la piedra y el páramo. Todo Juan Rulfo es una maravilla”.

Difusora de la cultura. Glantz es una gran viajera, esa es otra de sus pasiones. Cuando visita otros países, todos le preguntan sobre la cultura, sobre la literatura y sobre los mexicanos, pero también sobre la violencia y la inseguridad en este país. Eso la lleva siempre a la reflexión de que México está muy mal. “La cultura es maravillosa, los mexicanos somos maravilloso en general, pero es universal el desaliento ante nuestros políticos, es universal la violencia que sentimos ante la corrupción, ante la imposibilidad de que gente como Duarte sea juzgado como debería ser juzgado”.

La profesora universitaria dice que es absolutamente vergonzoso que tengamos esos gobernantes, pero eso no es privativo de México porque en todo el mundo hay malos gobernantes. “Yo creo que la democracia está fallando porque la mayoría elige muchas veces a la peor gente, ve lo que acaba de pasar en Argentina con Macri, Cristina Kirchner hizo cosas muy buenas y otras muy malas, pero Macri es un asco. Creo que tenemos que reformar nuestro concepto de la democracia, que también se debería aplicar en México”.

Margo Glantz, quien actualmente trabaja en dos libros, uno sobre viajes y otro sobre redes sociales, dice que tiene que surgir un cambio ante una crisis mundial verdaderamente pavorosa. “Con el temblor vimos la maravilla que es nuestro país y al mismo tiempo el asco que es nuestro país. Además, yo como mujer, lamento profundamente que se acreciente el número de víctimas femeninas, eso no puede seguir así”.

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