cultura@eluniversal.com.mx

La amenaza de independencia de Cataluña tiene en vilo al mundo editorial español. Planeta, responsable de 18% de las ventas de libros en España y séptimo grupo editorial del mundo, ya anunció que traslada su sede social de Barcelona a Madrid, eso podría arrastrar tanto a competidores como a agentes literarios y demás actores de la industria.

La atención se centra hoy en el discurso del presidente del grupo, Josep Creuheras, en la antesala de los premios Planeta de novela. Dirá cuáles son sus planes tras la ambigua declaración de independencia de Carles Puigdemont el martes.

Mover la sede social no conlleva grandes cambios monetarios ni traslado de empleados o de sus 47 sellos (Planeta, Destino, Seix Barral...) La iniciativa busca asegurar la estabilidad de la compañía, que quiere seguir dentro de la Unión Europea y del euro, lo cual sería imposible en una Cataluña independiente.

El componente político. Planeta, que factura con los libros mil 800 millones de euros (de un total de 3 mil 300 con otros negocios en medios de comunicación) es un emblema de la cultura en español dentro de Cataluña. El creador del grupo, el difunto José Manuel Lara, anunció en 2012 que abandonaría Cataluña si se independizase, y sus herederos no quieren violentar esa voluntad.

Bajo anonimato, varios empleados son más tajantes sobre las posibles consecuencias del movimiento. “El jefe nos ha dicho que es posible que esto termine con un traslado de parte de la actividad a Madrid”, dice un editor. Otro empleado recuerda que ya durante la huelga general en Cataluña el 3 de octubre a iniciativa de los partidarios de la independencia, se vivieron momentos incómodos en la empresa. Los editores de los sellos que publican en español fueron mayoritariamente a trabajar, mientras que los de la división catalana, Grup 62, secundaron la protesta. La empresa quiere ponerse a resguardo de estas tensiones.

La incógnita es si Penguin Random House, el gran rival de Planeta en el mercado en español (el cuarto grupo editorial del mundo) puede seguir sus pasos. El caso es muy distinto, Random es una multinacional (75% es de la alemana Bertelsmann y 25% de la británica Pearson) que se mueve por criterios exclusivamente económicos. En un comunicado, el grupo (propietario de Aguilar, Alfaguara, Debate, Collins o Taurus) dijo seguir la actualidad con atención: “En caso de que haya cambios, evaluaremos la situación y tomaremos entonces las medidas necesarias para defender los intereses de autores, lectores y empleados”. Es decir, si la lucha política se vuelve una amenaza a su negocio, se trasladarán.

Efecto dominó. Barcelona teme cómo las decisiones de estos gigantes afecten al resto de la cadena del libro. El Gremi d’Editors de Catalunya declaró que necesita “seguridad jurídica” y garantías para trabajar: “La situación actual genera incertidumbre y no es buena para nadie”. Las editoriales medianas y pequeñas se han mantenido prudentes. Anagrama, Malpaso o Salamandra han pedido paciencia. Otros sellos emergentes, como Blackie Books, han declarado que permanecerán en Barcelona: “Vivimos nuestra diferencia de opiniones con normalidad y aprendemos mucho los unos de los otros”, anunció en Twitter.

Una eventual independencia no afectaría a la venta de derechos de obras internacionales, que se hacen por áreas lingüísticas (y los derechos en español seguirían valiendo para Cataluña además de para España y Latinoamérica, porque el castellano se mantendría como idioma cooficial en una república catalana). Sísería un problema el desbarajuste de redes de distribución y de convenios, fiscales, postales, y arancelarios. Un conflicto grave vendría de la doble imposición fiscal: los impuestos que paga un país de fuera de la Unión Europea para cualquier operación, como vender en España libros impresos en Cataluña.

Los agentes literarios no han dado en conjunto una voluntad de cambiar de sede, pero las decisiones podrían acelerarse por efecto dominó.

La tradicional bicapitalidad editorial de España parece hoy saltar por los aires. Según el ministerio de Cultura español, en 2017 Cataluña representa 49.5% de la facturación del sector, y Madrid, 43.4%. En Madrid se editan principalmente los sellos educativos (Santillana) y los generalistas están en Barcelona. Pero la tensión nacionalista viene minando el encanto de Barcelona como capital literaria. Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, resumió esta sensación el domingo en una protesta contra la independencia: “Queremos que Cataluña vuelva a ser la capital cultural de España como era cuando vine a vivir aquí”.

Otro editor establecido en Cataluña dice que el traslado de sede de las empresas sería el final de un camino: “La cosa se ha ido especializando, y ya son casi dos mundos distintos”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses