Basta con escuchar las palabras que dijo ayer el Presidente Andrés Manuel López Obrador acerca de los fideicomisos, para comprender que una vez más el tema de la autonomía es el que vuelve a motivar que este gobierno quiera echar para atrás estructuras que durante años se fueron construyendo. El Ejecutivo sigue equiparando en su lenguaje lo que es corrupto o lo que no tiene control con lo que es autónomo. Y ahora resulta que la promesa es que los apoyos a investigadores y cineastas no se acabarán, puesto que habrá garantía para saber “a ciencia cierta” quién debe recibirlos. Serán apoyos que, prometen, se entregarán de manera directa. ¿Y quién los decidirá?, ¿quién vigilará que se cumpla con la entrega?, ¿sabrán en Presidencia que muchos fideicomisos son para dar mantenimiento a equipo científico y no para los investigadores? y lo de la entrega directa ¿será algo así como los recursos para las madres de familia que ya no pudieron llevar a sus hijos a las guardarías? Es curioso que un gobierno que pregonó la descentralización, cada día concentra más las decisiones y ha puesto la autonomía en el bando de opositor.

Créditos que no tuvieron palabra

Grupos como MOCCAM, No vivimos del aplauso y Asamblea de las culturas desde el inicio de la pandemia solicitaron apoyos para artistas en situación de precariedad; pedían, entre otras cosas, que se otorgaran pagos adelantados de 15 mil pesos a 100 mil artistas. La Secretaría de Cultura hizo una contrapropuesta: que solicitaran los créditos a la palabra de la Secretaría de Bienestar; para obtenerlo debían inscribirse al Registro Nacional de Agentes Culturales, aunque esa inscripción no garantizaba un crédito, pero sí al menos una llamada de Bienestar. Nos cuentan que hay muchos artistas que no han sido llamados y que tres meses después de esa promesa, ni Cultura ni Bienestar tienen noticia alguna de esos créditos para los artistas que sí lo desean. ¿Qué pasó?

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