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Los artistas han esperado con paciencia alrededor de tres horas para ser escuchados por los diputados, que en unos días más aprobarán el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 que, de pasar tal y como lo planteó el Ejecutivo, tendría un recorte de más de 500 millones de pesos para cultura. No suman más de 100, pero tienen claro que una merma en instituciones como el INBA, IMCINE, la Dirección General de Publicaciones, o el Centro de Capacitación Cinematrográfica, pondría en jaque a áreas del sector. Desde la calle gritan: “¡Sin cultura no hay nación, ni cuarta transformación!”.

Hay representantes de todas las disciplinas, están el actor Daniel Giménez Cacho, el promotor de danza Héctor Garay, la crítica de teatro Luz Emilia Aguilar Zinser, los actores Enrique Arreola, Carmen Delgado y Giovanna Zacarías, el director de teatro David Psalmon y el guionista Víctor Ugalde; pero están también investigadores, trabajadores del capítulo 3000 que hace un par de meses impulsaron la protesta #YaPágameINBA. Se organizan para pedir que los representantes de las comisiones de Presupuesto, de Hacienda y de Cultura los escuchen.

Han preparado una carta que esperan poder entregar: “El gasto asignado es ridículo e impropio de un gobierno progresista”, lee Carmen Delgado. Es aplaudida.

La luna de miel con el gobierno de izquierda, al parecer, ha terminado. Los manifestantes están al tanto del comunicado que la noche del lunes envió la Secretaría de Cultura para asegurar que hay recursos suficientes y que los recortes responden a un plan de austeridad aplicable a toda la administración, pero a una voz, coinciden: “No se puede pedir austeridad a lo que ya está precarizado”.

Giménez Cacho asegura sentirse “defraudado por la actitud del licenciado López Obrador” y repite una y otra vez a los reporteros que “la cultura no es un gasto superfluo ni es un tema para fifís”.

“Están justificando la reducción con el argumento de que van a eficientar y a controlar la duplicidad de funciones. Para mí, lo que queda claro es que nos están dando más de lo mismo y la cultura no es una prioridad para este gobierno. Si Alejandra Fraustro (secretaria de Cultura) ha dicho que la cultura no será nunca más un accesorio y sucede esto, entonces el licenciado López Obrador no le hizo caso”, dice el actor.

Tres horas han pasado bajo el sol cuando Sergio Mayer, acompañado de otros diputados de la Comisión de Cultura —como Annia Gómez (PAN), Ismael Moreno (Morena), Ricardo de la Peña (PES) e Hirepan Maya (Morena)—, sale de la Cámara para decir a los manifestantes que hay un compromiso nacional con la austeridad y que “todas las áreas se han estado recortando”.

Los artistas piden ser escuchados en las instalaciones, no en la calle. Giménez Cacho reclama que haya pocos canales de comunicación, pero Mayer pierde rápidamente la paciencia y le dice al actor que su puerta siempre está abierta y es él quien no ha sabido acercarse. No será la única vez que el diputado es ríspido en su trato. Adentro, cuando unos 20 artistas fueron invitados a un salón para externar sus puntos de vista, lamentaron la ausencia de Fraustro. “Si no saben en dónde está la oficina de la secretaria, yo se los paso ahorita”, dice Mayer con ironía.

Uno a uno comparte sus preocupaciones si se aprueba el recorte, la panista Annia Gómez, asienta con la cabeza y asegura en voz baja: “Sí, es como una mentada de madre”. Pero su empatía no es bien recibida cuando uno de los manifestantes advierte que con el gobierno panista empezó la decadencia. Todos fueron escuchados, pero no hubo ninguna compromiso de los legisladores, sólo la promesa de “revisar”. Hoy, por lo pronto, Frausto está citada a las 17 horas en la Cámara de Diputados para explicar a los legisladores el uso que le darían al presupuesto. Los artistas se retiran con la esperanza de que tomen en cuenta lo dicho y el encuentro no termina en simulación.

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