“Es muy previsible que la recesión, que probablemente será la mayor después de la parálisis que produjo la Revolución Mexicana, va a comprometer no sólo el trabajo sino la existencia de miles de productores culturales. Se les dejará en desamparo. Es un sector muy activo con una economía muy frágil que vive, en muchos rangos, en el día a día”, afirma el historiador de arte y curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Cuauhtémoc Medina.

Hace un cuestionamiento al Decreto Presidencial del 23 de abril que plantea reducir hasta en 75% los gastos de operación y servicios, esto es Capítulos 2000 y 3000 en el sector público. Medina considera que pueden resultar catastróficos estos recortes para el sector cultural.

En contraste, afirma el curador en entrevista, “lo único que se está salvando de la violencia de la austeridad son los proyectos personalistas del Presidente de República. El que haya ese rasero describe una visión personalista y atrasada de lo que significa la condición del Estado”.

El próximo jueves 14 de mayo, el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM ofrecerá una conferencia en línea de Medina: “Curaduría: museos, instituciones y confinamiento”, que tendrá lugar a las 17 horas, y se transmitirá en el sitio del Instituto de Investigaciones Estéticas, www.esteticas.unam.mx

Medina, quien es uno de los integrantes del Frente Amplio de Trabajadores del Arte y la Cultura en México, cuestiona que el Estado mexicano en los últimos sexenios, con prácticas laborales ilegales, sostiene el campo cultural –y muchos otros —en la mayor precariedad posible.

“Esta es una crisis en cadena que involucra lo institucional, pero también sectores independientes de la cultura; la situación del sector editorial dejará sin trabajo a muchos diseñadores gráficos y, a la vez, tendrá mucha repercusión hasta en la gente que maneja las tiendas; lo mismo, en el campo del arte contemporáneo y en las demás escenas”.

Las decisiones que se están tomando y que afectan el sector, muestran desconocimiento de la especialización en muchos niveles:

“Es una economía de intensidad de trabajo, especializado, donde la mayor parte de los recursos se ejerce en relación a servicios y honorarios, y entonces el deterioro va a ser deterioro de la vida y subsistencia de personas. Es un elemento constitutivo del sector y va a ser muy dramática la situación”, señala el también crítico de arte.

Escenarios

El retroceso para el sector puede ser mayúsculo: “La ausencia de una política efectiva de fortalecimiento de estructuras institucionales, la falta de mecanismos financiamiento, y el modo irresponsable e ignorante con que se han tomado en el último mes las decisiones para éste y otros sectores, plantean una situación muy difícil para el próximo año, al grado de que si se cumplen deteriorarán de manera grave el sector cultural”.

El autor de libros como Abuso mutuo, alerta que la sociedad y gobernantes tienen que tener claro que la estructura cultural mexicana no tiene la fortaleza organizativa ni económica para sobrevivir en buen estado a un año de deterioro económico mayúsculo.

“Estamos ante la ironía trágica de que un gobierno que se pretende de izquierda consiga que la producción cultural de México se convierta en un privilegio burgués. Eso plantearía un retroceso social en sí mismo. Hay un cálculo equivocado del Ejecutivo que piensa que le retira una pata a la mes; no, la mesa no ha tenido patas, se va a caer. Van desde peligros de que el patrimonio se dañe y que el gobierno presente sea recordado por la destrucción patrimonial, al peligro serio de que el campo de producción cultural se reduzca a los artistas que tienen éxito de mercado o un origen económico ventajoso. Que un sistema que era precario se vuelva un sistema exclusivo y para los públicos va a ser la pérdida de opciones y de diversidad”.

Cuauhtémoc Medina recalca que esto puede causar que en dos años el país se encuentre ante la que define como una desertificación cultural que a su vez generará una generación amargada.

“El país son también las instituciones históricas, el campo cultural ha crecido a pesar de los gobiernos anteriores. El empezar a clasificar instituciones, como dependientes de un gobernante previo, no es solo falso, sino ignorante. Las instituciones culturales han tenido que negociar con administraciones como ésta que lo último que han querido hacer es entender cuáles son las necesidades del campo cultural. De manera que reprochar alguna clase de alianza con ese pasado, es ofensivo y falto a cualquier intento de averiguar sobre la historia de país”.

Y es lamentable además la incongruencia que encierra recortar a la cultura y continuar proyectos, como el Tren Maya o el centro cultural Chapultepec: “Hay un dato que resulta que muy ominoso, y es que lo único que se está salvando de la violencia de la austeridad son los proyectos personalistas del Presidente de República. El que haya ese rasero describe una visión personalista y atrasada de lo que significa la condición del Estado”.

Medina cuestiona las características, ausencia de consenso y debate en torno de Chapultepec:

“Ante una administración que se precia de operar moralmente, la única exigencia ética sería decir ‘lo primero que vamos a cortar son los proyectos caros a los gobernantes’. Pero desde un punto de vista práctico lo que se está apostando es a crear una serie de estructuras culturales, que están ocurriendo en deterioro de las que existen; estructuras que no han sido sometidas a una discusión, una crítica histórica –porque una parte importante de las instituciones es que han sido producto de las críticas—. Una parte importante de la comunidad artística vemos como ofensivo que el proyecto del Presidente en Chapultepec, que además constituye el nombramiento de un artista oficial —Gabriel Orozco—, tenga altísimos recursos cuando el patrimonio puede llegar a estar en condiciones de riesgo por la austeridad, cuando los trabajadores que han estado sosteniendo la estructura cultural del Ejecutivo y cuando los programas que han dado forma a los públicos van a quedar prácticamente extintos. Hay un cálculo equivocado. Yo no sé qué van a hacer. Nadie nos ha planteado de qué manera es útil Chapultepec. Es algo que sólo evoca la idea de un poder presidencial personal”.

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