El presidente Andrés Manuel López Obrador ha afirmado en innumerables ocasiones que en México está garantizada la libertad de expresión y ante publicaciones que critican a su administración, él responde y lo hace bajo el argumento de que ejerce su derecho de réplica; sin embargo, Raúl Trejo Delarbre, doctor en sociología, señala que el Presidente no ejerce su libertad de expresión ni su derecho de réplica, sino que incurre en “abuso de poder”.

El investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México asegura que en nuestro país sí hay libertad de expresión, porque así lo establece la ley, pero reconoce que constantemente está sometida a diferentes tipos de presión.

“En México, la libertad de expresión está en un panorama incierto, afianzado en los logros y libertades que la sociedad mexicana ha conquistado, pero siempre plagado de inseguridad e incertidumbre”, declara.

El catedrático de la UNAM indica que actualmente la libertad de expresión se encuentra en medio de condiciones que la vulneran y ponen en riesgo, principalmente por las afirmaciones sin fundamento que a diario hace el Presidente en cadena nacional.

¿Cuál es el panorama de la libertad de expresión actualmente en México?

Se puede asegurar que tenemos libertad de expresión, pero también hay que reconocer que hay amenazas reales por parte del poder político. Pretender que hay plena libertad de expresión porque se ejerce en los medios o en las redes es como decir que no hay pandemia porque muchos mexicanos no se han contagiado. Hay diferentes causas que amenazan a la libertad de expresión en México.

“A él (Presidente) no le gusta discutir, lo que hace es perseguir a sus críticos, es llegar al espacio público con calumnias y falsedades y con respuestas caprichosas”

¿Cuáles son esas causas que amenazan la libertad de expresión?

Son varias, por ejemplo, la actitud del Presidente, porque ha creado un contexto de descalificaciones hacia la prensa crítica. En México padecemos un fuertísimo presidencialismo y hoy estamos ante una suerte de reconcentración del presidencialismo que se manifiesta en muchos aspectos, como el intento de eliminar el contrapeso del poder político o las descalificaciones que hace ante cualquier fuente de crítica.

El que el Presidente descalifique a los medios en sus arengas cotidianas no es un asunto menor, no está ejerciendo su libertad de expresión, está incurriendo en un abuso de poder, porque son descalificaciones que hace en cadena nacional, desde la sede del poder político (Palacio Nacional) y que luego son multiplicadas en redes sociodigitales.

También se amenaza la libertad de expresión con el manejo discrecional y faccioso de la publicidad oficial. Ese es un problema que no comenzó con el actual gobierno. Hoy hay menos publicidad oficial, lo cual creo que está bien, pero se mantiene la vieja discrecionalidad al igual que en gobiernos anteriores. Se beneficia con dinero público a los medios con los que el Presidente quiere congraciarse o a los que quiere favorecer.

Además se le vulnera cuando hay acoso del poder político. Me refiero a las versiones falsas que el Presidente ha propagado sobre medios, como la revista Nexos o Animal Político; los ha calumniado, ha mentido sobre sus ingresos, sobre su desempeño administrativo. El hecho de que desde el poder político se hable con mentiras, con información falsa, acerca de medios incomodos, nos pone ante una situación grave.

El Presidente emite sus declaraciones en sus conferencias, desde Palacio Nacional y en cadena nacional. En ese sentido creo que hay un empleo faccioso de los medios en manos del gobierno y que alguna vez hemos querido que sean públicos y que hoy son más oficialistas que nunca por el gran tiempo que dedican a hacer propaganda de las actividades presidenciales.

Es un exceso y un abuso que las dos cadenas nacionales en manos del gobierno, Canal Once y el Canal 14, trasmitan completa la conferencia mañanera. Es obligación de esos medios dar cobertura a lo que diga el Presidente, pero no necesariamente a todo lo que dice. Eso es un agravio a los televidentes y un dispendio indebido de recursos públicos. Lo mismo se podría decir de la agencia Notimex, que hoy está en huelga y cuya desatención confirma que al gobierno no le interesan medios profesionales, sino solamente espacios de propaganda.

El Presidente dice que es su derecho a la libertad de expresión y al derecho de réplica, ¿realmente es así?

Cuando el Presidente dice que ejerce su derecho de réplica, en realidad estamos ante una distorsión de este derecho. El derecho de réplica es algo serio y respetable. Él no lo ejerce, lo que hace es denostar a los medios de comunicación, en primer lugar porque no se refiere a lo que dicen puntualmente los medios, sino que los descalifica burlándose o diciéndose víctima de asuntos que nunca explica. Si el Presidente realmente replicara puntualmente podría referirse a las informaciones que contrastan con lo proporcionado por su gobierno.

“Si hubiera una reivindicación del derecho de réplica, habría un ejercicio saludable de deliberación, discusión, intercambio de ideas, pero es lo que menos le interesa al Presidente”

Si hubiera una reivindicación del derecho de réplica, habría un ejercicio muy saludable de deliberación, discusión, intercambio de ideas, pero esto es lo que menos le interesa al Presidente. A él no le gusta discutir, lo que hace es perseguir a sus críticos, es llegar al espacio público con calumnias y falsedades y con respuestas caprichosas. Intenta construir con muchas incorreciones una realidad sin contrastes que desafíen sus puntos de vista, por eso el gobierno oculta datos, no ofrece información completa, por ejemplo, de la pandemia.

¿Con esto se genera un ambiente de polarización?

Por motivos que no termino de entender, el Presidente promueve la polarización del país, divide a los mexicanos entre aquellos que lo apoyan y aquellos que no, y el país es mucho más grande que eso. Hay quien está de acuerdo en algunas cosas y en otras no.

De hecho, hace unos días, hizo un análisis de medios de un solo día y con una metodología absolutamente ineficaz. Si un alumno me llegara con un análisis así, lo reprobaría. Ese tipo de análisis que divide a los espacios de comunicación por los contenidos en positivos y negativos o buenos y malos, prescinde de lo importante en los mensajes mediáticos, que son los matices y la calidad de la información. Si clasificamos a los medios en positivos y negativos, no nos damos cuenta de los argumentos que hay en ellos, y solamente nos quedamos de un análisis en blanco y negro que discrimina la pluralidad.

Ese análisis demostró cómo ve el Presidente al país, entre partidarios y adversarios. Ya que ha inventariado las opiniones de los medios, tendría qué preguntarse por qué hay tantas opiniones críticas a su gobierno, en lugar de descalificarlos.

¿Cómo estaba la libertad de expresión en otros sexenios?

A ningún gobierno le gustan los medios críticos y en los últimos sexenios hemos conocido episodios de tensión entre presidentes y prensa. Hemos conocido gobiernos, como el sexenio anterior, que gastaban mucho dinero en publicidad, pero nunca se había conocido a un Presidente que descalificara a la prensa, que la hiciera su adversaria, que la difamara. Él dice que la prensa lo critica con una intensidad que no se había visto desde Madero; no es cierto. Hay que recordar las críticas de la prensa a Lázaro Cárdenas, pero él nunca descalificó a la prensa. Nunca se había conocido una descalificación tan abierta, cotidiana y por eso tan riesgosa hacia la prensa por parte de un Presidente.

“Sostengo que la publicidad oficial debería desaparecer del todo... Es tiempo de que los medios en México aprendan a vivir sin el respaldo de los recursos públicos”

Habla sobre recursos públicos para publicidad oficial, e incluso ha propuesto la extinción de esos recursos. ¿Cómo ve la publicidad oficial en este gobierno?

Hoy, igual que en gobiernos anteriores, la televisión privada sigue estando a la cabeza de dotación de publicidad oficial. Sostengo que la publicidad oficial debería desaparecer del todo. Mucha gente se inquieta, porque esto implicaría la desaparición de medios valiosos y fuentes de trabajo, pero ya es tiempo de que los medios en México aprendan a vivir sin el respaldo de los recursos públicos. Para ello he propuesto un proceso, aunque sé que por la pandemia y la crisis que viene es imposible, pero que consiste en abolir la publicidad oficial en un tiempo de dos años y que con una parte del gasto de publicidad se cree un fondo de apoyo para la prensa de calidad y especializada, que sea manejada por especialistas. El Estado (gobiernos federales y estatales) no tiene que gastar dinero público en los medios.

¿Cómo ve el futuro de la prensa en México durante los próximos cuatro años?

Depende de muchas circunstancias, pero quisiera creer que la prensa resistirá las dificultades por lo que le endilgan a diario desde Palacio Nacional, pero no sólo eso, las dificultades financieras, la caída de las audiencias y la competencia, así como la violencia contra los periodistas.

En ocasiones se incita a la violencia contra medios y periodistas, y es muy lamentable cuando desde Palacio Nacional y desde la autoridad y la tribuna que tiene el Presidente, se descalifica a periodistas con nombre y apellido y se desacredita a medios de comunicación, porque se les expone a la persecución de los sectores menos enterados, más fanatizados y, por eso, más intolerantes de la sociedad mexicana.

Trayectoría


Raúl Trejo Delarbre es investigador titular del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. 

*Autor de libros como Mediocracia sin mediaciones. Prensa, televisión y elecciones, La sociedad ausente. Comunicación, democracia y modernidad, Simpatía por el raiting y El secuestro de la UNAM.

*Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y doctor en Sociología por la UNAM.

*Profesor en el Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

*Condecorado con premios como el Fundesco de Ensayo en Madrid, España.

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