El fotomuralismo,

una de las facetas poco conocidas de Lola Álvarez Bravo será abordada en la conferencia Lola Álvarez Bravo: fotomuralista , que impartirá el historiador, curador e investigador especializado en arte latinoamericano James Oles, en el marco del 25 aniversario luctuoso de la jalisciense.

La cita es el jueves 16 de agosto a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Dolores Martínez de Anda, mejor conocida como Lola Álvarez Bravo , nació en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1907. Es reconocida como una de las primeras mujeres fotógrafas profesionales mexicanas.

Incursionó como reportera gráfica, fotógrafa comercial y documental, retratista profesional y artista plástica. También trabajó con artistas como Paul Strand y María Izquierdo, en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Fue promotora cultural a través de la apertura de la Galería de Arte Contemporáneo, donde se expuso a por primera vez.

Desarrolló una extensa obra fotográfica en la que documentó la esencia cotidiana de la vida rural y urbana, cuyo sello particular se caracteriza por dejar aparecer las imágenes por ellas mismas, sin decir cómo es algo, solamente, señalando la belleza de las formas, las luces, las sombras y los momentos.

En su crónica cultural del México posrevolucionario, sus fotografías no ocultan la pobreza, ni la disfrazan, pero tampoco la enfatizan.

Lola Álvarez

Bravo

también incursionó en el fotomontaje y el fotomuralismo, formatos que le permitieron expresar su sensibilidad compositiva, apegada a los principios muralistas enseñados por . En sus primeros fotomontajes integró elementos surrealistas, una ligera influencia del constructivismo ruso y un fuerte contenido ideológico.

“A veces quería decir algo y la fotografía no me lo permitía. Entonces tomaba una cartulina, hacia un boceto, escogía unos negativos y los imprimía al tamaño necesario, cortaba y pegaba”, comentó en alguna ocasión la fotógrafa.

En El sueño de los pobres (1935), uno de sus primeros trabajos de fotomontaje, se puede apreciar un niño de escasos recursos durmiendo, mientras una máquina de monedas está a punto de arrollarlo, alusión directa a la condición de los más desfavorecidos. Sin embargo, a pesar de la fuerza de su trabajo, abandonó este formato por varios años, dándole prioridad a la fotografía.

A finales de los años 40 retomó esta práctica para realizar trabajos bajo pedido para empresas o instituciones. Su incursión en estos formatos ha sido poco explorada, sin embargo, es a través de ella que Lola Álvarez Bravo expresó su capacidad como artista plástica.

akc

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