Personal contratado por Capítulo 3000 de 13 centros de trabajo del INBAL , como las coordinaciones nacionales de danza y teatro, la Compañía Nacional de Teatro , la galería José María Velasco y museos como el de Arte Carrillo Gil, Arte Moderno, Nacional de Arte, San Carlos y Mural “Diego Rivera", aseguran que, como en año anteriores, ha habido retrasos en sus pagos; además, aseguran trabajar "con incertidumbre" por la recontratación del próximo año.

La incertidumbre laboral de los trabajadores con este esquema laboral no es nueva. En 2018 comenzó un movimiento llamado #YaPágameINBA, con el que cientos de empleados denunciaron que, pese a tener una relación de subordinación con el instituto, no sólo no gozaban con prestaciones como seguridad social, también debían enfrentarse a meses de retraso en sus pagos. En su momento, la anterior administración les aseguró que el Capítulo 3000 era la única vía posible de contratación y el tema se zanjó para las autoridades culturales.

En 2019, ya con la presente administración, se les prometió que los retrasos no volverían a suceder y se les ofreció contratos anuales y no trimestrales o semestrales. De acuerdo con Paulina Maya, quien labora en el Museo Mural Diego Rivera, la promesa se cumplió. Sin embargo, con la organización ganada en 2018, la siguiente lucha que decidieron emprender fue por el reconocimiento de las autoridades de que existía una relación laboral entre el INBAL y los Capítulo 3000, puesto que tenían, entre otras cosas, centro de trabajo, horario fijo y subordinación.

"El año pasado la directora del INBAL nos dijo que, efectivamente, el esquema de Capítulo 3000 era la única manera con la que se podía contratarnos. Sin embargo, dijo que el instituto empezaría con un proceso de orden administrativo y que, dentro de ese proceso, se buscaría un esquema de contratación para nosotros apegado a la Ley Federal de Trabajo. Con Lucina Jiménez las cosas sí cambiaron, no hubo recortes, se nos contrató por un año y los pagos se regularizaron, salvo el del mes de diciembre y por el que nos manifestamos", explica Maya.

En 2020 las cosas cambiaron porque, ante la pandemia, comenzó una incertidumbre laboral porque los prácticamente 800 trabajadores de Capítul0 3000 no cuentan con seguridad social. Sin embargo, el INBAL les ofreció "acompañamiento" en caso de que hubiera contagio. Además, se les prometió que no habría recorte. Pero los retrasos en los pagos comenzaron.

De acuerdo con distintos trabajadores de Capítulo 3000, las autoridades administrativas dejaron de solicitar con regularidad la documentación necesaria para efectuar los pagos mensuales desde el mes de agosto, a la fecha, dicen, no han cobrado el mes de octubre.

"Es un aprieto para nosotros que nos detengan el pago, el trabajo no ha parado en ningún momento. El Capítulo 3000 es el que más ha trabajado durante la pandemia, en nosotros recaen las actividades sustantivas como la generación de contenidos, redes sociales, videos, diseño, la hacemos nosotros. Hemos generado muchísima información para alimentar la plataforma de Contigo en la distancia de la Secretaría de Cultura. Ser los últimos en ser contemplados, que no nos digan qué es lo que pasa, nos pone en una incertidumbre muy grande en un contexto de pandemia muy difícil", dice Maya.

A través de una carta, el personal contratado bajo el esquema de prestadores de servicios profesionales informó a la directora del INBAL, su "gran preocupación derivada de los recientes atrasos en la percepción de nuestros honorarios, mismos que desde hace meses se han visto reflejados hasta los últimos días del mes siguiente, aplazamientos que en diálogos anteriores se nos aseguró que no volverían a ocurrir".

Y añaden que laboran "en la incertidumbre por saber qué depara el tema de nuestra recontratación para el siguiente año, ni qué decir de la revisión y continuidad por atender la condición laboral que nos corresponde por derecho dentro del INBAL".

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