Corrupción y fraude en los Premios Nacionales de Literatura del INBAL

Algunos días después del enojo ciudadano provocado por la inaceptable celebración del cumpleaños del líder de la iglesia La Luz del Mundo en el Palacio de Bellas Artes, un nuevo escándalo ha estallado en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL): la corrupción en los Premio Bellas Artes de Literatura. A Crimen y Castigo llegó ayer por la noche un correo electrónico con el documento Excel que comprueba la gravísima irregularidad de abrir las plicas del Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero y de ahí obtener los nombres de los autores participantes en un certamen que no cierra sino hasta el próximo sábado 8 de junio.

Nos dimos a la tarea de preguntar a algunos de los afectados y, en efecto, al menos uno de ellos respondió con sorpresa y enojo que sí está concursando con una obra y que el folio del documento sí corresponde al que se le asignó. En otros medios nacionales desde hace días se ha hablado de irregularidades en otros certámenes, pero hasta ahora no había sido posible documentar la corrupción y el fraude de la organización de éstos.

En la historia de los Premio Nacionales de Literatura del INBAL no recordamos un hecho tan inquietante. Si además de las pruebas de la corrupción en el Premio José Rubén Romero se logra documentar las irregularidades en el Premio de Ensayo Literario José Revueltas y en el Premio de Cuento Amparo Dávila —que son los otros certámenes bajo sospecha— estaremos ante un fraude a nivel nacional orquestado desde la Coordinación Nacional de Literatura y su titular.

¿Por qué esta coordinación dio la orden de abrir las plicas por lo menos del Premio José Rubén Romero?, ¿a quién se pretendía beneficiar con una acción de este tipo?, ¿a qué clase de concursantes buscaban beneficiar con ello?, ¿por qué las Secretarías e Institutos de Cultura de los estados aceptaron dicha orden?

Cristina Rascón, coordinadora Nacional de Literatura; Lucina Jiménez, directora del INBAL, y las autoridades culturales michoacanas tienen muchas cosas que explicar a la comunidad literaria en particular y a la sociedad en general sobre los tejes y manejes en estos premios financiados con recursos públicos.

En cuanto al Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero (y los otros dos premios afectados, al parecer), no quedará más remedio que invalidarlo con la afectación para quienes concursaron de buena fe, e iniciar una investigación con las consecuencias administrativas correspondientes. ¿O es que acaso en este episodio de corrupción también se pedirá tolerancia y comprensión…?

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