El proyecto interdisciplinario La máquina de los finales perdidos, de la compañía Borderline Teatro, tras trabajar el año pasado junto con el Caracol A.C., con poblaciones callejeras, se unen ahora con la Casa de acogida, formación y empoderamiento de la mujer migrante y refugiada (CAFEMIN), para realizar una serie de presentaciones con trabajadoras/es y personas refugiadas o migrantes, así como con las colaboradoras de MidesDH, consultoría integrada por profesionistas de diversas disciplinas con experiencia en migración, desarrollo, seguridad y derechos humanos.

A finales del año pasado, Borderline Teatro presentó a poblaciones callejeras La máquina de los finales perdidos, que consiste en que un grupo de mecanógrafas/os escuchan las historias de la gente para convertirlos en especta-autores/as y así cambiar juntos el final de sus historias o dar un cierre distinto.

En esta etapa, en conjunto con el Caracol A.C., se atendió a 20 personas en dos puntos de la Ciudad de México y se realizó un taller de teatro kamishibai en donde se dio final a las historias de Josué, Jonathan y Belem, personas que murieron en las calles.

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“Trabajar con poblaciones callejeras fue reconocer la complejidad de las historias y como juegan muchos factores para que una persona llegue a la calle. En medio de la pandemia, con La máquina de los finales perdidos se abrió un espacio de encuentro, complicidad y el deseo compartido de que las condiciones fueran distintas. Y sí, mientras se dice tanto quédate en casa, hay quienes no tienen una o deben huir de ella por diversos factores como violencia, pobreza o miedo”, explica la directora artística de Borderline, Itzel Enciso.

El 11 de enero darán función a trabajadores y colaboradores de CAFEMIN y MidesDH, el 13 y 15 de enero a personas refugiadas y migrantes y el 22 ofrecerán un taller de arte objeto y teatro de objeto documental.

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