Mikhail Kaniskin, promotor internacional honorario de la Compañía Nacional de Danza, quien en las últimas semanas ha trabajado como uno de los repositores de Giselle, de Anton Dolin, que se estrenó ayer en el Palacio de Bellas Artes, asegura que los intérpretes han mostrado un avance significativo en los últimos dos meses y que tienen contemplado una mayor colaboración con artistas internacionales. Analizan que haya un ballet protagonizado por un intérprete de la agrupación y por un invitado que forme parte de un teatro destacado. “Encontramos una compañía muy lastimada, pasaron muchos meses sin director y muchas cosas. Nosotros no queremos mirar atrás sino hacia delante, pero estamos conscientes de las cicatrices. La dirección de Elisa Carrillo y de Cuauhtémoc Nájera está empezando, necesitan tiempo, pero el inicio ha sido muy bueno. Queremos un año muy importante en todos los sentidos, que los bailarines recobren la confianza, empezar una nueva etapa en la que cada uno de ellos sea muy importante. Queremos, por ejemplo, que bailen Giselle con un bailarín del Bolshoi, que haya elencos mezclados, queremos que sepan que están al mismo nivel de una estrella”, adelantó.

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