Cerca de dos mil fosas clandestinas, entre uno y ocho millones de personas desplazadas forzosamente de manera interna por la violencia, un contexto de “tortura generalizada” , y millones de y agresiones por motivos de género, que se han incrementado en 7% en lo que va este año, estas son “violaciones graves y masivas a derechos humanos que, lejos de disminuir, se han incrementado en México en los últimos tres años”, dijo Mariclaire Acosta , profesora, activista e investigadora reconocida internacionalmente como experta en .

Acosta habló en la mesa “Derechos humanos y violencia. El desafío”, que forma parte del ciclo de “Diálogos Ciencia y Cultura, Realidades en construcción”, el cual es coordinado por el investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Bolfy Cottom, y que en la sesión de este jueves contó también con las participaciones del etnólogo Sergio Raúl Arroyo , la directora de la Cátedra Internacional Inés Amor de la UNAM, Graciela de la Torre, y la editora y activista Yarima Merchan.

Acosta citó el último informe sobre desapariciones de la secretaría de Gobernación, de estos dos años y medio del gobierno de que da cuenta de que ascendió a 49 mil 581 el número de desaparecidos: “lo que representa el 22% del total de personas desaparecidas y no localizadas desde 1964”. Detalló que aproximadamente una cuarta parte de esas desapariciones, en estos dos años y medio de gobierno, corresponde a mujeres, de las cuales más de la mitad son niñas y adolescentes.

“En México no se ha reorganizado el aparato gubernamental para el pleno goce del ejercicio de los derechos humanos, sobre todo en el tema de seguridad”, expresó Acosta durante su participación en estos “Diálogos”, que se celebran de forma virtual y que han convocado a académicos, teóricos, juristas, escritores e investigadores.

La maestra e investigadora hizo una recapitulación de la política de derechos humanos en el país que, destacó, ha sido un proceso que se dio con la alternancia política, después de 2000, y que fue iniciado e impulsado por la sociedad civil y las víctimas.

“México enfrenta una crisis de impunidad y violencia sin precedentes, resultado de la existencia y proliferación –de larga data-- de economías ilegales , sobre todo de narcóticos, aparejadas con la debilidad y la captura con las instituciones de seguridad”.

Mariclaire Acosta aseguró que la estrategia de seguridad este gobierno ha sido más pragmática: “Reside principalmente en la militarización de la seguridad a través de la creación de la Guardia Nacional y, desde luego, todavía en atender las causas sociales de la delincuencia a través de los programas dirigidos fundamentalmente a jóvenes, esto con la finalidad de impedir su reclutamiento por la delincuencia organizada”.

Cuestionó la supuesta autonomía de la Fiscalía y habló de lo que ocurre con la justicia: “Es una realidad que el sistema de justicia ha sido incapaz de esclarecer los hechos y proveer castigo a los responsables de las atrocidades de los últimos lustros”.

Más adelante abordó el tema de la justicia transicional a la que, tras su elección, Andrés Manuel López Obrador hizo “guiños”, pero que al final se ha archivado.

“Las propuestas han sido archivadas, ignoradas, algunos mecanismos se han implementado en este gobierno pero sin la visión integral que requiere la justicia transicional”. Y concluyó: “En términos generales, la posibilidad de la justicia transicional ha sido abandonada por las autoridades en este país”.

La única verdad y la única voz

“Estamos ante un gobierno que piensa que la única verdad proviene del propio gobierno”, expresó Sergio Raúl Arroyo, y ejemplificó cómo el actual gobierno ha construido una distancia, un dique ante instancias defensoras de los derechos humanos, mientras que en la esfera de la cultura las otras voces e instancias se ven con desconfianza y hostilidad.

Frente al tema de la seguridad y la militarización, Sergio Raúl Arroyó dejó abierta una pregunta hacia el futuro: “¿Quién va a desmontar la militarización? Lo que están haciendo es una especie de Frankenstein, que no vamos a poder desmontar en años. A México, tras la Revolución, le costó mucho desmontar esas estructuras. Es un enorme peligro lo que vivimos”.

Finalmente habló de las instituciones culturales; explicó que mucha de la cultura actual está cerrada a expresiones que tienen que ver con el arte político y la contemporaneidad.

Dijo que hay “una especie de cultura decorativa que está buscando rendiciones de cuentas de la corona española, hacer una revisión hiper sensata de la Conquista de México; volviendo a temas que lo que hacen es crear esta visión polarizada de la realidad, entre buenos y malos. La complejidad de los fenómenos ha sido evadida sistemáticamente por esta administración. Estamos frente a una negación de la realidad que toma un perfil patológico.”

Dijo que hay que buscar otra vertiente de la cultura, lejos de la camisa de fuerza que dejó el siglo XIX, para trabajar con las comunidades, con nuevos perfiles donde los derechos humanos, la violencia, son temas que no pueden estar excluidos.

Yarima Merchan, en esta línea, refirió cómo en Colombia, en comunidades como Bojayá, en el Pacífico, marcadas por la violencia, la cultura ha sido esencial en el proceso de sanación, que el ejercicio de recuperación de la memoria ha estado relacionado a los cantos, los rituales ancestrales de sanar y hacer luto.

“Es algo que no pasa por la institucionalidad, por la cultura desde las instituciones, sino por la cultura que las poblaciones tienen desde sus propios legados y de cómo contrastan contra la guerra”.

Los “Diálogos Ciencia y Cultura” tendrán su siguiente cita el 28 de julio con el científico Antonio Lazcano en una mesa titulada “Ciencia: presente y futuro”, a las 17:30 horas, que será transmitida en YouTube.

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