“Asociación de Propietarios de Viviendas Bajo el Agua”. Parece una broma. Sobre todo si se encuentra en Miami, una ciudad vulnerable a las inundaciones.

Pero es la iniciativa de un artista que trata de convertir a sus vecinos, y a toda la nación, en militantes de la causa contra el cambio climático.

Desde el exclusivo barrio de Pinecrest donde vive, el artista Xavier Cortada espera que su visión se expanda y ayude a que la gente de todo el país comprenda que el derretimiento de los hielos polares no es una amenaza abstracta.

Cortada pinta los carteles “En Venta” con números parcialmente sumergidos en el agua que indican qué tan elevada respecto al nivel del mar se encuentra la propiedad. El objetivo es que la gente los coloque en sus jardines. Desde que Cortada lanzó su idea en diciembre, mucha gente se sumó a la iniciativa underwaterhoa.org.

El cartel de la casa del artista de ascendencia cubana indica que su propiedad está relativamente a salvo, dos metros (seis pies) por encima del nivel del mar. Su estudio está a 2,5 metros (ocho pies).

Artista alerta sobre el cambio climático
Artista alerta sobre el cambio climático

Foto: AP /Wilfredo Lee

La crecida del mar no perdonará a nadie en Pinecrest, una localidad de 19 mil habitantes no muy lejos de Cayo Vizcaíno. Igual que el resto del sur de la Florida, está atrapada entre el océano y los pantanos de los Everglades, en una zona con una porosa superficie rocosa por la cual se filtra el agua, lo que resta eficacia a los diques y los rompeolas.

“Si tu vecino ve un 6 delante de tu casa, sabrá que él también es un 6”, dijo Cortada. “Ya no eres un demócrata ni un republicano, no estás a favor ni en contra de la ciencia. Los dos están a la misma altura”.

Los carteles de Cortada muestran imágenes de glaciares antárticos derritiéndose. Varios vecinos se los han apropiado. Y estudiantes pintaron la elevación de cuatro intersecciones, de 2, 2,1, 2,75 y 3 metros (6, 7, 9 y 11 pies) a lo largo de la calle principal, que recorre una estrecha franja que los lugareños describen como “terrenos altos”, que se mantienen secos cuando buena parte de la zona se inunda.

A algunos residentes no les gusta la aparición de estas piezas artísticas y dicen en los portales de los diarios que temen que hagan que bajen los precios de sus casas.

“¿Realmente hay gente que quiere esto frente a las costosas casas de Pinecrest? Tal vez no sean tan caras cuando convenzan al mundo de que estarán bajo el agua en unos pocos años”, escribió uno.

Piense lo que piense uno acerca del cambio climático , el calentamiento del planeta ya está afectando a la gente aquí, donde se calcula que el nivel de las aguas podría subir de 15 a 25 centímetros (seis a 10 pulgadas) para el 2030 y de 35 a 66 (14 a 26) para el 2010, comparado con los niveles de 1992, de acuerdo con la información más reciente del Southeast Florida Regional Climate Change Compact, organismo que elabora estrategias para aliviar y adaptarse al impacto del cambio climático.

Otras proyecciones indican que el nivel del agua salada subirá 30 centímetros

(casi un pie) para cuando una persona termine de pagar una hipoteca a 30 años. Y 60 centímetros (dos pies) para cuando los escolares de hoy se jubilen. En el ínterin, el agua salada puede haber acabado con infraestructura, sumergido espacios públicos y convertido en una odisea la ida al supermercado.

Cortada trabajó con la Universidad Internacional de la Florida para crear Eyes on the Rise, un portal que muestra la elevación de todas las direcciones. Luego se asoció con el Fondo de la Florida para la Educación de los Votantes Acerca de la Conservación para informar a la gente sobre lo que puede hacer al respecto.

Tanto inquilinos como propietarios son admitidos en la Asociación de Propietarios de Viviendas Bajo el Agua. No hay que pagar nada ni hay requisitos de ningún tipo. El objetivo es alentar a que la gente hable sobre el cambio climático. Lo que pase después dependerá de cada grupo. Se pueden tomar medidas a título individual o colectivo, educar a otros sobre el tema, asistir a reuniones en las que se habla del clima o presionar a los funcionarios para que se haga algo.

Este tipo de activismo de base ya se está haciendo sentir. El alcalde de Miami Francis Suárez elogió el mes pasado a grupos vecinales al tiempo que detalló las medidas que está tomando ese municipio en relación con la subida del nivel del mar durante un encuentro con el ex secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon. Suárez dijo que el activismo de la gente fue vital para persuadir a los votantes de que aprobasen unos bonos por 400 millones de dólares para reforzar la infraestructura de Miami de modo que pueda resistir mejor los efectos del cambio climático.

También convencieron a la municipalidad de que estudie lo que llaman la gentrificación del clima: A medida que aumenta el valor de las propiedades en zonas elevadas, la gente pobre que vive en sectores elevados teme ser desplazada de allí por personas de mayor poder adquisitivo que le escapan a las zonas bajas.

El primer grupo surgido en Pinecrest en torno a la iniciativa de Cortada se reunió dos veces, encabezado por Brian Haus, experto en ciencias oceánicas de la Universidad de Miami. La reunión de febrero se enfocó en temas relacionados con el agua: el uso que se le da, la falta de bocas de agua para combatir incendios y si se pueden extender los desagües a viviendas donde todavía se usan fosas sépticas.

Los residentes no quieren irse de Miami. Dicen que es más fácil sobrellevar los huracanes que los incendios forestales y las grandes nevadas. Pero algunos se preguntan hasta qué punto vale la pena invertir tiempo, energía y dinero en tratar de proteger terrenos que están destinados a quedar bajo el agua. Algunos dicen que les han dicho a sus hijos: “Vendan la casa cuando yo ya no esté y váyanse a otro sitio”.

akc

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