El ingenio no está reservado a unos cuantos. Existen grandes ideas que esperan a ser realizadas. Muchas de ellas parecen en las aulas de las universidades. La misión es seguir adelante, compartir esas ideas y retroalimentar a los demás.

Desde las aulas impulsamos ahora una actitud de optimismo pragmático. ¿Por qué no soñar con las cosas que nunca existieron y trabajar para hacerlas realidad? Creemos que cada uno debe ser el cambio que deseas ver en el mundo. Hoy, más que nunca, debemos alimentar el liderazgo, abandonar el esquema de sólo crear fieles seguidores a lo ya hecho o conseguido hasta el momento, generar personas capaces de desafiar los límites y lograr dar más opciones a los consumidores y a la sociedad en general.

Desde los salones de clases pueden aparecer ideas que modifiquen radicalmente las cosas como se han hecho siempre y se mejoren sustancialmente productos, empaques, servicios, canales de suministro. Sin embargo, coexiste la idea errónea de que la creación se reserva a unos cuantos, que la innovación está restringida, que los genios son uno entre miles.

La primera barrera para acceder a más y mejores soluciones es creer que esto es posible. No se trata de una utopía, sino de un mecanismo que paulatinamente se implementa ya en los salones de clase. Es ¿por qué no?.

Esta simple pregunta desafía al status quo y nos impulsa a proponer, buscar y sorprender porque logra que desaparezcan el “esto es así y punto” o que “eso se intentó una vez, pero fracasó”.

Fomentar la actitud “¿Por qué no?” parte de algunas preguntas que pueden emplearse de manera aislada o combinada. Estas son sólo cuatro de ellas:

¿Qué haría un millonario? Ante un problema dado, cómo lo solucionaría si se contara con innumerables recursos. Es decir, romper los límites materiales para lograrlo. imaginar sin restricciones nos puede conducir a soluciones en las que no habríamos pensado jamás cuando nos centrábamos en los límites en lugar de en las posibilidades.

¿Por qué no siente mi dolor? Esto se emplea cuando la actuación de alguien perjudica a los demás. Entonces se idea cómo infringirle dolor para que el problema se resuelva. Es idear maneras de alta sensibilización, “interiorizar” las conductas perjudiciales externas. Esto es, modificar los incentivos.

¿Dónde más funcionaría? En las dos primeras preguntas se busca la solución a un problema. En este tercer caso se tiene una solución convincente y efectiva y se busca en qué problemas emplearla. Se trasladan soluciones a otros ámbitos o sectores económicos. Esto comprueba que las soluciones ya existen…aunque tal vez en otra industria o país.

¿Funcionaría al revés? Es dar la vuelta a cómo se hacen normalmente las cosas sin censura previa.

Por supuesto existen más maneras de generar nuevas ideas y soluciones, pero un sencillo cuestionamiento a veces puede revolucionar una industria. La genialidad no se confina a la tecnología.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC) y Presidente del Consejo Doctoral Mexicano.

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