No hay plazo que no se cumpla. El día de ayer se reunieron Mike Pompeo y Marcelo Ebrard. Los resultados no podían ser mejores: México no será tercer país seguro. El apoyo a Centroamérica fue confirmado. Los datos de migración son prometedores y … el dinero del Chapo viene de regreso a México.

La reunión relámpago dio excelentes resultados. A 45 días de aquella negociación que se antojaba tan difícil, el gobierno mexicano logró separar las agendas migratoria y comercial. No se habló más de las tarifas comerciales en contra de nuestro país. La amenaza de la Casa Blanca dejó de pesar sobre la economía mexicana.

Ebrard pudo divorciar los temas y volvió creíble la capacidad del gobierno mexicano para frenar el éxodo centroamericano a los Estados Unidos.

La reducción neta en el plazo comprendido es de más del 40%. El gobierno mexicano cumplió su palabra.

En revancha, Washington se comprometió a frenar, a partir de ahora, el tráfico de armas. Operativos en las principales ciudades fronterizas del sur de los Estados Unidos harán posible que el armamento frene su flujo en favor de las organizaciones criminales.

Pompeo también aseguró que el apoyo al plan de desarrollo para América Central llegará en tiempo y forma. Dos mil millones de dólares para limitar la necesidad migratoria de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos.

Se suma como victoria que el tema de convertir a México en tercer país seguro quedó despejado. La supuesta cláusula secreta de la reunión anterior, la que Trump quiso presumir, era inexistente. No será necesario que los migrantes permanezcan en México mientras reciben permiso de asilo en el país vecino.

También se habló de la fortuna de Joaquín El Chapo Guzmán, estimada en 12 mil 600 millones de dólares. México pidió a Washington que ese dinero regrese al país de origen del narcotraficante. Sería utilizado para combatir, en el futuro, el crimen organizado alrededor del negocio del narcotráfico.

Hoy por la mañana Marcelo Ebrard tendrá también que rendir cuentas sobre la política de derechos humanos a favor de los migrantes centroamericanos. Los centros de detención del Instituto Nacional de Migración son una vergüenza mundial.

No cuentan con recursos, no son salubres, no son seguros; en fin, son miserables.

La Secretaría de Relaciones Exteriores invertirá, de su propio presupuesto una cantidad importante de recursos para que esta circunstancia cambie.

Esta será la diferencia principal entre un país que sirve de barricada indolente frente a la migración y otro que es capaz de atender a la emergencia sin tratar a los hermanos como objetos indeseables.

En resumen, 45 días han pasado desde la crisis que distanció a los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador y, afortunadamente, el obstáculo fue salvado. Nada asegura que, de aquí a las elecciones de noviembre próximo, en los Estados Unidos, no vaya a aparecer un problema nuevo.

Y, sin embargo, la novedad es que Ebrard y Trump, con Pompeo y Pence como testigos, han encontrado una relación satisfactoria de confianza.

ZOOM: Decía hace unos días Porfirio Muñoz Ledo que en el sistema político mexicano no está contemplado contar con un Primer Ministro. Quizá se equivocó. Ebrard se ha convertido, de facto, en un primo entre sus pares ministros.

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