Una parte de la política mexicana transita por la vereda del mal menor.

Los opositores (en bancarrota de la confianza social y electoral) se alinean, buscan oxigenarse, no encuentran el sol que ofrezca un poco de luz a su futuro político, deambulan como espectros en la vida pública. El arribo a la Presidencia por AMLO consumó esta realidad, evidenciando su debilidad y su fragilidad política sin plazo de ave fénix a la vista.

El Estado necesita desplegar todos sus recursos, y las élites / fuerzas castrenses, persuaden al Presidente, en su periodo de transición, activo que debía ser llevado al máximo de su potencia y desplegarse como el mejor pilar de su gobierno ante la cuesta de la violencia nacional.

Un tabasqueño con carisma y vocación de poder, con oficio político para tomar el timón y virar en las aguas según su pulso, decidió poner a prueba la confianza, espíritu de cuerpo y la capacidad de acción de la institución castrense en uno de los temas más delicados de la gobernabilidad del país: la inseguridad pública, la criminalidad endémica e impune no sólo provocada por la economía y la dominación del narco.

La débil oposición post elección de julio 2018, encontró en la coyuntura de la discusión sobre la constitución de la Guardia Nacional el escenario para surgir como actor con el que es posible negociar al interior del Senado de la República: sin propuesta estratégica alternativa a la Guardia Nacional solo objetaron la modalidad de su mando y en el fondo, evitaron el disenso político disruptivo con el Presidente AMLO.

Por su lado, la Cámara de Diputados dejó la mesa servida para remover las objeciones más radicales a la creación de la Guardia Nacional y en la esfera senatorial, la estrategia política interna de Monreal / Batres en el Senado funcionó por la lectura adecuada de las posiciones de las minorías partidistas y el nudo de negociaciones con gobernadores priistas con cabildeo presidencial: un liderazgo senatorial de Morena logró el consenso máximo en torno a un dictamen común con la oposición, o de lo contrario, los opositores a la Guardia Nacional asumirían el precio de su desacreditación mediática. Es importante advertir que el Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana logra una relación funcional con el Poder Legislativo y con el Ejército que le va a permitir instrumentar nuevas políticas ante el inmenso desafío.

"La naturaleza ha hecho que las personas tengan caras diferentes, por lo que les ha dado diferentes entendimientos y diferentes fantasías. De esto nace que todos gobiernan de acuerdo con su comprensión y su fantasía" (Maquiavelo, Nicolás, Epistolario privado, Carta a Soderini, Madrid, Esfera de los Libros, 2007). La incomprensión del cambio de régimen evidencia la ausencia de autocrítica en los adversarios de la Guardia Nacional, quienes a su vez han evitado ponderar errores sexenales y su legado de ingobernabilidad.

El balance en la coyuntura tampoco incluyó los diagnósticos de las élites castrenses que ponderara objetivamente su participación en la guerra contra el narcotráfico, ni puso en tela de reflexión la necesidad de actualizar el actual sistema precario de protección y acompañamiento a las víctimas de la violencia nacional, de los alcances del sistema de control de confianza, de la corresponsabilidad de gobiernos estatales y municipales durante el ciclo de creación / maduración de la Guardia Nacional, el proceso de rehabilitación institucional y presupuestal de la Fiscalía General de la República, el estado de fuerza del país sobre los profesionales que opera el sistema de justicia, judicial, las implicaciones socio familiares de la propuesta de la policía preventiva oficiosa, lo posible para construir capacidades institucionales anti corrrupción y fuerzas especiales diseminadas en territorio nacional, no sólo respecto a su adiestramiento y expertise técnico profesional, sino en su visión para entender las prioridades que traza la Cuarta Transformación.

Estamos ante una oposición político partidista que sabe medrar sólo para sí y su esfera de intereses, incluso en el infierno, que asumen como pasajero, de su debilidad política: que quiere preservar su status quo con el menor descrédito social posible como mal político menor, no evitan matemáticas legislativas, en vez de elaborar propuestas estratégicas para encontrar mejores condiciones de gobernabilidad y pacificación para México.

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