En viajes diferentes a Veracruz en 1972, Salvador Elizondo viajó en tren al puerto, sin mi compañía, a dictar una conferencia sobre “Gorostiza y los contemporáneos” y yo, por mí parte, viajé sin la suya para tomar imágenes para un libro sobre el estado de Veracruz.

Buscando los textos que pudieran acompañar la imagen que hoy publico me encontré con un pequeño cuaderno de viaje que tituló “Viaje en tren”, el cual escribió durante el trayecto en el ferrocarril y del cual me permito reproducir un fragmento, cuando se cumplen 12 años de su muerte, acontecida el 29 de marzo de 2006, a las ocho de la noche.

El recuerdo de los tiempos vividos es la compensación a la canija vejez mientras se conserve la memoria para poder recordarlos.

Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario sin número, titulado “Viaje en tren”, página 15.

3.II.72 (en el tren)

Paulina:

No hay en todo mi espíritu más que la imagen de ti. Yo no sé bien lo qué es la vida —o de eso que todos, por costumbre, damos en llamar vida—, más que ciertos momentos de amor que he tenido de ti. El amor es a veces un gesto, una manera de guardar silencio, el estilo de un crimen o de un coito.

Hubiera querido escribir esta noche esa “carta del amigo” que Valéry incluyó en Monsieur teste, un libro que traduje al español nada más para ti, porque de todas las mujeres que he tenido, tú eres la única que no sabe francés; una carta que tratara de las cosas que pasan por la mente durante un viaje en tren. Curvas demasiado cerradas para la tolerancia de mis ruedas, para el tren de mi pensamiento…

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