Uno de los mayores problemas del deporte en nuestro país es sin lugar a duda la lucha de poder entre los altos mandos de la estructura deportiva mexicana; año con año los atletas mexicanos son víctimas de sus propias federaciones y de la burocracia que deben enfrentar para obtener recursos, derivada de una mala planeación.

A nivel mundial la mayoría de los Comités Olímpicos Nacionales reciben aportaciones económicas de los gobiernos, y una rebanada del pastel de los ingresos percibidos por el Comité Olímpico Internacional y que reparte entre sus miembros. En México, según la Ley General de Cultura Física y Deporte, Conade es la que tiene la sartén por el mango ante la nula autonomía de COM y sus federaciones, que no han podido ni querido dejar de ser un organismo dependiente del presupuesto federal.

Este 2017 es el año en el que deberían comenzar a escribirse muchas historias de cara a los siguientes compromisos que tendrá nuestro país, las planeaciones tendrían que estar a mil por hora en los escritorios de todas las federaciones deportivas de cara a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 y los Juegos Panamericanos Lima 2019; pero no, la realidad es que aún no han visualizado la proximidad de ambos eventos y muchos menos las competiciones en las que deberán participar los principales protagonistas de estas historias para conseguir sus boletos a estas justas.

La resaca de Río 2016 parece que no dejó ningún aprendizaje para las autoridades del deporte nacional; el COM está un poco dormido en sus laureles, apenas se reunirá con sus federaciones para comenzar a trabajar en lo que tendrán que entregar a Conade para que ésta contemple las solicitudes de cada una de las federaciones y pueda solicitar estos recursos a través del Presupuesto de Egresos de la Federación 2018, mismo que puede no asignárseles en su totalidad cuando se convierta en Ley en noviembre próximo, más aun por los recortes que ha sufrido esta dependencia en los últimos años, 25% en 2017 aunque esto no haya frenado un 4% más al grosor de su nómina.

Mientras son peras o son manzanas, los y las atletas tendrán que esperar no volver a caer en manos de una mala planeación que ponga en la cuerda floja su preparación para los próximos compromisos que implican el inicio de sus caminos a la próxima justa olímpica, sabiendo de antemano que todo se definirá como siempre en una lucha que nos recordará la urgencia de una reestructuración del deporte en su organigrama nacional.

deportes@eluniversal.com.mx

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