Que las mujeres no salgan a la calle para evitar que haya feminicidios. “Que se queden en casita” a partir de las diez de la noche para que no corran riesgos. Lo planteó una mujer, la diputada Ana Miriam Ferráez.

Ante la ola de críticas que generó la propuesta, la legisladora de Morena convocó a una rueda de prensa para decir que no tenía la intención de victimizar a las ciudadanas ni coartar su libertad. “Quiero ofrecer una disculpa a todas las mujeres veracruzanas; no supe expresar de manera correcta la indignación, la impotencia y el dolor que siento ante esta situación de la cual somos víctimas las mujeres en nuestro país.” Se equivocó, lo reconoció y se disculpó. Lo terrible fue encontrar muchos comentarios en redes sociales respaldando la propuesta de la diputada. El machismo aprovechó para aplaudir la idea de encerrarnos y de paso responsabilizarnos de la violencia en nuestra contra por el solo hecho de salir a la calle. Olvidan además los arcaicos que apoyan estas medidas, que buena parte de las agresiones hacia las mujeres ocurren bajo techo, en casa, y que no es extraño que el agresor sea integrante de su familia.

De acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, entre 2014 y 2017 fueron asesinadas en México casi 9 mil mujeres. Solo el 30 por ciento de esos casos fueron investigados como feminicidios. Y es que hay estados que aún no incluyen el delito de matar a una mujer por razones de género en su código penal. El problema no es únicamente si se investiga con esa perspectiva o no, lo grave es que son excepcionales los casos en los que se consigna a los responsables. Otra vez la impunidad como aliada de la violencia.

El Comité para Eliminar la Discriminación contra la Mujer adscrito a la ONU pidió el año pasado que se tomaran medidas urgentes para prevenir las muertes y desapariciones de mujeres en nuestro país. Pidieron que se investigue y enjuicie a los agresores, que se implementen medidas para reducir la trata y explotación sexual y que se hagan campañas para sensibilizar a la población.

Hay aún un largo camino por andar. Lo recorreremos a pesar de las y los detractores. Lo haremos desde el espacio que cada una elija. La calle no será la excepción.

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