Donald Trump eligió el Día de Acción de Gracias para reiterar que sus tropas desplegadas en la frontera con México podrían usar la “fuerza letal” en contra de los migrantes que intentaran cruzar. Ese mismo día, en el que muchas personas pretendían desplazarse para festejar, hubo un operativo en la garita de San Ysidro, en Tijuana, que complicó el cruce a miles de familias.

Pero el presidente estadounidense fue más allá y de plano amenazó con cerrar toda la frontera. “México no podrá vender sus coches a EU”, escribió con audacia. Mezcló un tema social con uno económico y lanzó un guiño a los votantes que reprueban el libre comercio. No solamente planteó detener el ingreso de personas, también habló de frenar el intercambio comercial si la situación se salía de control.

Ayer ese control se perdió. Los migrantes rompieron el cerco de la Policía Federal para cruzar por la fuerza. Fueron recibidos con gases lacrimógenos. La frontera fue cerrada en ese punto. Cuando cruzar la frontera más dinámica del mundo es imposible, los ciudadanos enfurecen. No es extraño que algunos dirijan ese enojo a los migrantes. Se fortalece así el discurso xenófobo y el que gana con ello es claramente Trump. Por eso es importante saber quién está detrás de las manifestaciones en contra de los centroamericanos.

El doctor Tonatiuh Guillén, quien dirigió el Colegio de la Frontera Norte y estará al frente del Instituto Nacional de Migración en el próximo gobierno, me dijo en entrevista que en las protestas antiinmigración “no había más de 300 personas, muchas venían de San Diego y Los Ángeles y otras estaban con máscaras. Estuvo muy rara esa convocatoria y lo importante es que fracasó rotundamente.” Recordó que la de Tijuana es una sociedad de migrantes en la que hay diversidad y tolerancia y agregó que, a su parecer, la protesta no fue espontánea.

Por otro lado, el Comité Técnico del Consejo Coordinador Empresarial en Baja California, pidió la creación de un Fondo Emergente de Atención a Migrantes con apoyo federal. Y es que los gastos generados por la presencia de miles de migrantes no pueden ser cubiertos únicamente por los tijuanenses. El alcalde Juan Manuel Gastélum declaró que su ciudad vive una crisis humanitaria y pidió el apoyo de Naciones Unidas. Un problema que involucra a varios países no puede ser resuelto por una sola ciudad. Lo ocurrido ayer lo hizo aún más evidente.

HUERFANITO. La cantidad de bots generando en las redes mensajes de odio contra los migrantes, es una muestra clara del interés de algunos por alimentar la hostilidad. La irrupción de este domingo, lo es también. No hay que perder de vista quiénes son los que ganan con esta provocación.

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