El 15 de diciembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer el Paquete Económico 2019, que era sin duda el anuncio más esperado del nuevo gobierno, ante el conflicto que representa el compromiso de disciplina fiscal y el cumplimiento de las promesas de campaña sobre la realización de nuevos programas y grandes proyectos de inversión. Se integra básicamente de tres documentos: los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (LIF) y el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF).

Entre los analistas y las calificadoras había cierta reserva de que efectivamente el presupuesto fuese austero; sin embargo, la reacción del mercado fue positiva reflejada en la apreciación del tipo de cambio cerrando el miércoles el spot en 19.985 pesos por dólar, respaldando la confianza en que efectivamente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) continuará con la estrategia de mantener la estabilidad macroeconómica.

Los CGPE 2019 reflejan las prioridades y la estrategia del nuevo gobierno. Desde el principio se advierte que no habrá nuevos impuestos y que se priorizará la eficiencia y transparencia del gasto, porque se adquirió el compromiso de que no incrementarlos en la primera parte de la administración. La estrategia es muy clara, mostrarle a la gente que es el gobierno quien primero se aprieta el cinturón y que dando resultados y legitimando su actuar, buscará luego el apoyo de los contribuyentes.

Para conseguir los nuevos recursos para los nuevos proyectos y programas, se propone: “eliminar gastos que se consideran innecesarios; reasignar presupuesto de partidas que eran utilizadas para un reparto discrecional de los recursos a programas y proyectos con reglas claras para su asignación; y eliminar, fusionar o reducir programas que se consideran duplicados, que no cumplen con su propósito o ya lo cumplieron”, lo cual no siempre resulta sencillo, a pesar de que se tenga mayoría absoluta en las dos cámaras.

Sin embargo, canalizar los recursos públicos a las necesidades prioritarias e impulsar el gasto en inversión productiva que es el eje rector de los CGPE implica recortar en otras partes. Y es allí donde comienzan los problemas y los reclamos públicos, como fueron las disminuciones de recursos a las universidades y centros de educación superior (aunque después se reconoció como un “error”), a la formación docente, a la cultura, a la agricultura, al apoyo a los migrantes en el exterior, al medio ambiente, entre otros. En contraste, se incrementa 53% el gasto en comunicación social y en publicidad, lo que resulta incongruente con lo planteado durante la campaña.

Los CGPE 2019 hacen un buen diagnóstico de las finanzas públicas. Se destaca que en años anteriores sistemáticamente los cálculos de la LIF quedaban por debajo de lo proyectado, por lo que había un espacio de enorme discrecionalidad para ejercer el recurso sobrante. Discretamente se plantea que se pretende romper la tendencia de que el gasto en inversión fuese sistemáticamente a la baja. De hecho, los esfuerzos de consolidación fiscal –tema que se omite en el documento– recayeron en una brutal caída de la inversión pública. La intención de este gobierno es revertir esta situación fortaleciendo a Pemex y a CFE.

Por ramos administrativos, los crecimientos reales más destacados comparados con el PEF 2018 son Energía (961.3%), Trabajo y Previsión Social y Turismo (11.3%), Bienestar (40.8%) y Defensa (11.3%), que obedecen al fortalecimiento del sector público energético, a los programas de apoyo a los jóvenes, al proyecto del Tren Maya, al impulso a los programas sociales (personas mayores) y al rubro de seguridad a cargo del ejército.

En el ramo de Turismo en realidad se trata de una relocalización de un gasto corriente a uno de inversión, ya que los que anteriormente se destinaban al Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), que procedían de la Ley Federal de Derechos (artículo 18-A) -la cual tendrá que ser reformada- y que después se reflejaban en el Informe de Finanzas del Cuarto Trimestre y en la Cuenta Pública, ahora se destinarán a Fonatur por lo que la comparación con el PEF resulta un tanto engañosa, ya que estos anteriormente no se estimaban.

Respecto al marco macroeconómico para el 2019, que sirve para las estimaciones de ingresos, los CGPE lo presenta como conservador, cuando más bien parece optimista, aunque no dejo de reconocer que sí es viable y consistente. Los aspectos críticos son la estimación promedio de tipo de cambio (20.0 pesos por dólar) y sobre todo la del fin de periodo (también de 20.0), el precio promedio del petróleo (55 dólares por barril) y la inflación de 3.4%. Respecto a esta última variable el documento señala que recogieron la proyección del Banco de México. La tasa de los Cetes 28 días la mantiene constante en 8.25%, lo que difícilmente ocurrirá si las presiones al tipo de cambio causadas por la volatilidad externa continúan.

Sobre el tipo de cambio para el periodo 2020-2024 el documento parte del supuesto de “que el tipo de cambio se moverá con el diferencial de inflación de México y Estados Unidos de América, lo que mantendría un tipo de cambio real constante”, lo que resulta difícil de garantizar considerando que estamos en un esquema de libre flotación y en un mundo globalizado.

La SHCP pretende que no se repita la experiencia de un inicio muy lento del ejercicio del gasto público que repercutió en un bajo crecimiento en 2013; sin embargo, demasiada prisa puede llevarnos a errores de ejecución de los proyectos.

Por lo pronto, 2019 se ve mejor de como parecía hace un semestre al reducirse la incertidumbre; pero la amenaza de una recesión en Estados Unidos, la guerra comercial y el inicio del T-MEC en 2020, no nos deja tranquilos en el mediano plazo y son riesgos que se reconocen en los CGPE.

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