A los reiterados señalamientos que ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los corruptos, deben seguir, necesaria y obligadamente, acciones específicas prontas. Con nombres y apellidos, debe encaminar ante la justicia a quienes hayan incurrido en prácticas deshonestas. Y tienen que ser de primerísimo nivel. Con ello, ganaría un enorme respaldo popular.

Sin ese paso, la votación, aclamación y respaldo que recibió y tiene por su ascenso a la primera magistratura, podría devenir en desilusión.

Asumiendo que las atrocidades de los prevaricadores se circunscribieron a la inseguridad y la violencia, lo cual no es poco, nadie podría creer que un grupo criminal se mantiene ajeno a otros delitos, como la corrupción, considerada en su vertiente de uso indebido del poder y la apropiación de recursos públicos.

Que se remueva la herida de los atracos que ha sufrido la sociedad, razón básica que la indujo a sufragar por el cambio, duele, frustra y enoja; más aún, cuando se identifica a los criminales y lejos de llevarlos al banquillo de los acusados, se les da un status de impunidad.

Evadir el uso del Derecho para gobernar, máxime cuando lo puede hacer legítimamente y es urgente apelar a él para marcar la pauta y la ruta de la conducta socio-política, es un error grave.

Por eso, el domingo pasado se dio la llamada “marcha fifí”, en la que unos cuantos, alentados por Fox y Calderón, plantearon exigencias indebidas, improcedentes y excesivas. Esa, es una llamada de atención que no es prudente desestimar, so pena de que se repita.

Por el tiempo que ha gobernado, es necesario que exhiba las grandes líneas de su mandato. Debe dar la seguridad de que el camino es el correcto y que sus decisiones, aunque demoren, están perfiladas para dar resultados.

Empero, prevalece la incertidumbre, a la que se suman la desconfianza y la desesperanza, fuente de posible disenso que nadie desea, aunque algunos animan para debilitarlo y vulnerarlo.

Ante ese riesgo, debe rectificar. Para nadie es deshonroso hacerlo. Se lo pide el país. Es su deber. Se lo exigen sectores afectados por sus estrategias. La gente le aplaudiría un gobierno suave y prudente; mesurado y eficaz. De resultados. Algunos piensan que corregir la sobreexposición mediática en la que cabalga, le redituaría buenas ganancias.

El Fiscal General de la República, doctor Alejandro Gertz Manero, anuncia que se judicializarán los casos criminales más escandalosos del pasado inmediato y que pronto habrá grandes sorpresas. Ese proceso de descriminalización-penalización del gobierno, es una oportunidad que el presidente, bajo ninguna circunstancia, debe dejar escapar…

SOTTO VOCE...Preocupado porque Guerrero está en el primer lugar nacional de incendios, el gobernador Héctor Astudillo despliega una estrategia para frenar ese problema. Anuncia que pronto habrá resultados. Igualmente, su gobierno reforzará la seguridad en algunos puntos donde han chocado grupos armados “comunitarios”. Sus acciones para reactivar la economía y recuperar la seguridad a fin de que siga fluyendo la inversión y la creación de empleos, incluso le ha valido el reconocimiento del presidente de la República…El líder del SNTE, Alfonso Cepeda, reitera el compromiso de su gremio con la reforma educativa que aprobó el Congreso, así como con la preparación del magisterio, mirando a una mejor preparación de la niñez…La 4T está sirviendo para que, algunos que se han subido al tabique, coloquen a sus “cuates” en importantes puestos aunque no pocas veces sean auténticos incompetentes... La exoneración de Andrés Granier, según se dice en Tabasco, podría ser el inicio de una investigación contra el “gober mandilón”, “Arturito” Núñez Jiménez. El consenso es que debe seguir la misma suerte de su antecesor, aunque sea por “seis añitos”.

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@mariobeteta

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