Por Javier Bolio

Como todos los mexicanos sabemos, el tema de la inseguridad es el principal problema que identificamos como sociedad. Incluso por encima de la economía (pobreza, falta de ingresos) o la corrupción.

El psicólogo americano Abraham Maslow público en 1943 su famosa “Piramide de necesidades”, que cuenta con 5 peldaños:

En la base las necesidades fisiológicas (comer, refugio, respiración, etc.);

En segundo lugar, la seguridad (física, familiar, de empleo, de salud, etc.);

En tercer lugar, de afiliación (amistad, afecto, etc.);

En cuarto lugar, el reconocimiento (confianza, respeto, éxito); y

En quinto lugar, o en la cuspide de la piramide la autorrealización (moralidad, creatividad, innovación, etc.).

Bajo esta perspectiva, entre más necesidades cubramos como individuos y sociedad, podemos alcanzar los peldaños mas elevados, es decir, alcanzar la propia realización. De la misma manera, cuando como sociedad o individuos no podemos cumplir los escaños, vamos descendiendo a lo más básico de la subsistencia, es decir, sobrevivimos en lugar de vivir.

Es por eso que la seguridad juega un papel fundamental en el desarrollo de la vida social. También los padres del liberalismo político (que forjaron el concepto de Estado) como John Locke, reconocen que la seguridad es tan importante para la civilidad de la “comuna” o ciudad, que cada individuo que quisiera pertenecer “cedia” voluntariamente su derecho a velar por su propia seguridad a un tercero llamado Estado, y que tendría instituciones adecuadas para salvaguardar su integridad (ejército, policía, etc.). Es decir, renunciaba a hacerse justicia por su propia mano (violencia), para que otro (el Estado) la haga de mejor manera, buscando la paz y civilidad entre los miembros. Y cuando la persona no cumplía era apartado (encarcelado).

Pero actualmente estamos viendo situaciones lamentables donde hay un retroceso significativo debido a la falta de capacidad del gobierno mexicano de cumplir dicha tarea. La cual, desde mi punto de vista, tiene dos aristas: primero que hay una crisis más profunda del sistema político y económico de lo que se reconoce. Vemos fenómenos políticos de líderes que tienen décadas en la presidencia de países, un resurgimiento de los nacionalismos, la idea de un lider pseudomesianico, extremismo ideológico, etc. Todo esto basado en ideologías políticas obsoletas que surgieron hace siglos y que en su momento fueron innovadoras y daban soluciones a la realidad social del momento, pero que sin embargo, están a años luz (es decir exponencialmente más alejadas) de las realidades sociales que vivimos como sociedad.

Con esto quiero decir que la política esta desfasada con la realidad social y económica. Se quiere ver con lentes del pasado el futuro, cuando las realidades y problemas sociales que enfrentamos son completamente distintas. Sin embargo, lo verdadero permanece, la sociedad en lo esencial sigue siendo la misma, por eso la pirámide de Maslow sigue vigente un siglo después. La cuestión aqui es que no tenemos un horizonte, los lideres de hoy buscan soluciones en el pasado pensando que lo mejor está ahí, pero eso ya no existe.

La otra arista es donde el concepto de “bien común” juega un papel fundamental. Desafortunadamente ni la academia ni los politicos le han dado la importancia que requiere el bien común, entendido como el fin de la sociedad y la política. El bien común son las condiciones sociales que permiten al ser humano alcanzar la excelencia, la mejor versión de sí mismo. El bien común de acuerdo al Dr. Nebel también consiste en un objetivo, una finalidad, que hemos de realizar juntos, por tanto, no es dado, ni surge por naturaleza, es algo que hemos de conseguir. Este objetivo es difícil y requiere la participación de todos los miembros de una comunidad, por lo tanto, la comunidad debe querer el bien común.

La Premio Nobel de Economía 2009, Elinor Ostrom, estudio cómo las cooperativas, o las empresas de muchos, generaban más utilidad que las empresas individuales. Es decir, es más rentable trabajar juntos que solos.

Tenemos que saber que no hay “seguridad” perfecta, es decir, cero crímenes o faltas. sin embargo, debemos de trabajar activamente para que la seguridad sea vista como un bien común, el cual no se alcanzará sin el trabajo de todos los miembros de la sociedad, poniendo el Estado las condiciones para que los ciudadanos trabajamos colaborativamente. Debemos dejar atrás la visión asistencialista del Estado, y tampoco el extremo liberalista. El Estado debe ser “subsidiario” con sus ciudadanos y sociedades intermedias: “Tanto cuanto el Estado sea necesario, tanto cuanto las sociedades intermedias sean indispensables”.

El bien común de la seguridad pública puede alcanzarse si la sociedad se solidariza para erradicar la violencia y respetar la dignidad humana, buscar la justicia, respetar el Estado derecho y exigir al Estado únicamente lo que le corresponde y los ciudadanos nos hacemos responsables de lo que nos corresponde.

Los responsables primeros y últimos de una familia, un pueblo, una ciudad, un Estado y un país, son las personas que forman parte de ella. Si no nos comprometemos por el bien común, el bien de los demás, nunca podremos mejorar como sociedad. El bien común inicia buscando el bien de mi familia.

@Xa_bo @ObsNalCiudadano

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