Quien esperaba un inicio diferente en la Liga MX, muy poco ha visto el torneo mexicano en los últimos 10 años.

Nada cambia: ni en la cancha ni el discurso. Un océano de lugares comunes y obviedades... “vamos comenzando”, “el equipo está en el camino que queremos”, “necesitamos ritmo”, “no tuvimos descanso”, etcétera.

Sorpresivo el inicio de Santos, con tal capacidad goleadora, pero nada raro en los padecimientos defensivos de Lobos.

De Pumas, sabemos que con Nicolás Castillo en la cancha, el equipo es otro: tiene pegada, es dinámico y capaz. El tema de fondo es verlo sin él.

Las cuentas con Cruz Azul se hacen al final, porque en ese mundo sucede cualquier cosa. Por lo pronto, la historia de los últimos 20 años: un buen entrenador que ya ha triunfado en México, contrataciones al por mayor (de capacidad por comprobarse) y una nueva apuesta por rescatar a un futbolista, ahora es Gullit Peña.

América sigue buscando. Lo que ha encontrado parece bastarle, aunque —a decir verdad— Querétaro no puede ser parámetro para nadie y a Luis Fernando Tena le corresponde la obligación de nivelar un barco que viene hundiéndose desde hace tiempo.

Chivas no lo puede hacer peor que el año pasado, pero no cabe el “cualquier cosa es ganancia”. La exigencia debe ser siempre estar en los primeros lugares, aunque cuando se dan el lujo de congelar a un seleccionado nacional, dicho sea de paso, de los muy pocos que ha aportado al Tricolor en los últimos años...

Monterrey y Tigres deben estar ahí, independientemente de sus resultados en la primera jornada. Verlos en las finales es parte necesaria del show.

Tijuana vuelve a apostar por un técnico foráneo, Diego Cocca, al que le fue muy mal en Santos, pero que en Argentina triunfó con Racing. Xolos vuelve a apostar, aunque a decir verdad, este mismo ejercicio no salió del todo bien: César Farías, Eduardo Coudet y Jorge Almirón son la prueba.

Veracruz parece no tener salvación: una plantilla limitada, una administración turbulenta e inestable y un cociente que lo pone, de inicio, con desventaja de siete puntos con los Gallos Blancos.

Sin duda alguna, todos deseamos un futbol que no tuviera que esperar seis o siete jornadas para empezar a carburar, aunque —a decir verdad— muy pocas veces alcanza niveles de excelencia... eso, sólo en Liguilla, de vez en cuando.

futbol@eluniversal.com.mx

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