Las lamentables condiciones bajo las que la sociedad venezolana vive son ampliamente conocidas. Sin embargo, la estrategia tras las acciones del pasado sábado, como es natural, rebasaban lo humanitario. En un escenario optimista para Juan Guaidó y el movimiento que encabeza, (respaldado por unos 50 países incluidos Estados Unidos, Colombia y Brasil), el potencial ingreso exitoso a Venezuela de los convoyes con ayuda, mostraría las fracturas en la cúpula militar, o bien, exhibiría el nivel que han alcanzado las negociaciones de amnistía con dichos militares. Y en el peor de los casos, si el acceso de los convoyes fuese bloqueado (como finalmente ocurrió), los eventos exhibirían la peor faceta del gobierno venezolano debilitándole políticamente aún más, tanto a nivel interno como a nivel externo. Por tanto, ¿qué aspectos de esta estrategia funcionaron? ¿cuáles no? ¿qué otro tipo de repercusiones se ocasionaron y qué es lo que se exhibió durante la jornada sabatina? Hoy en el blog, algunos apuntes al respecto.

1. En lo general, no hubo posibilidad de penetrar el cerco que establecieron las fuerzas armadas venezolanas y salvo contadas excepciones, la ayuda humanitaria no ingresó . En cambio, el gobierno venezolano activó sus tradicionales mecanismos de represión en contra de quienes se manifestaban del lado venezolano de la frontera, incluido el uso de los colectivos denominados Fuerzas de Acciones Especiales (o FAES), grupos de choque paramilitares. Esto derivó en enfrentamientos violentos que produjeron más de 200 heridos y algunos fallecimientos (cuya cifra aún no ha quedado verificada ante el cerco informativo existente).

2. A pesar de unas 60 deserciones de miembros de la Guardia Nacional y de las policías, los acontecimientos del sábado no parecen reflejar que existan fracturas mayores en la cúpula militar que se mantiene respaldando a Maduro . Por ahora, parece prevalecer un consenso en cuanto a que el costo de mantener el apoyo al presidente es inferior al costo de enfrentar escenarios de transición. Como he dicho antes, esto tiene que ver en parte con su propia complicidad en temas como crímenes y violaciones a derechos humanos—temas ampliamente documentados por organizaciones internacionales o por medios como el Washington Post. Esto, a su vez refleja que no hay aún la confianza plena en la amnistía que ofrecen Guaidó y Washington. Sin embargo, esa potencial complicidad con el régimen no es su única motivación. Además de lo que señalo en el punto 3, entre los militares parece prevalecer la convicción de que un escenario de transición impulsado desde el exterior o con la Casa Blanca detrás, no es necesariamente la mejor alternativa. Por consiguiente, los sucesos del sábado parecen mostrar que, por lo pronto, las negociaciones con los militares para que éstos abandonen a Maduro, no han prosperado de manera suficiente.

3. Esto puede, por supuesto cambiar. Pero aún si cambiara, hay varios escenarios al respecto. Uno de ellos, el que Guaidó y quienes lo respaldan desearían, sería el retiro unánime del apoyo militar a Maduro y una posterior transición por la vía democrática. No obstante, hay otras posibilidades. Una, por ejemplo, es que una parte de la cúpula militar sí decida abandonar al régimen, mientras que otra parte permanezca leal al presidente (lo que podría derivar en toda clase de sub-escenarios, incluidos los de confrontaciones violentas entre sus fuerzas). Otra posibilidad es que la cúpula militar sí retire su respaldo a Maduro, pero que, en su lugar, elija no una transición democrática, sino un pacto con algún actor político que se comprometa a asegurar sus intereses sin tocar el poder que hoy mantienen (no es solo un tema de amnistía, sino, por ejemplo, la conservación de negocios y cuotas de poder, entre muchas otras cosas). Otra posibilidad es que sean ellos quienes asuman el control del gobierno de manera directa, prometiendo una transición futura, pero garantizando sus intereses por su propia mano. Es probable que hasta ahora, nada de lo anterior les esté resultando viable o más atractivo que sostener su apoyo a Maduro, por lo que han elegido hacerlo con todo el costo que ello conlleva.

3. Ahora bien, ¿por qué pueden hacerlo? Claramente porque conservan los hilos del poder en el país, y porque cuentan con el suficiente respaldo externo para mantenerlos. El respaldo externo procede de países como Cuba, pero también de países como Irán, Turquía, Rusia y China.

4. Sin entrar en detalles de cada uno de esos actores, el factor Rusia y el factor China merecen un comentario aparte. Ninguna de estas potencias está casada con Maduro o con los militares venezolanos. Estos países, como todos, buscan impulsar sus propias agendas, y proteger sus intereses económicos y políticos. Les preocupa lo que le gobierno venezolano les debe, les preocupa mucho un escenario de inestabilidad, y les preocupa que Maduro quiera perpetuarse en el poder solo mediante la represión y la fuerza. Pero también les preocupa un escenario en el que Washington imponga su propia agenda, sobre todo porque este no es el único tema que enfrenta a las superpotencias. Por el contrario, Venezuela podría ser empleada por alguien como Putin, para avanzar otro tipo de estrategias, como amenazar a Washington desde su propio continente (ojo con la referencia de Putin hace unos días a que Moscú está lista para otra crisis de misiles cuando EUA lo desee). Lo que vemos, sin embargo, es que, por ahora, a pesar de su incondicional respaldo diplomático a Maduro, estas potencias están intentando leer con cautela los acontecimientos en Venezuela antes de apresurarse a ofrecerse como el factor que podría necesariamente rescatar al gobierno actual . Claro, el escenario de una posible intervención militar de Washington en Venezuela sí podría detonar otras reacciones por parte de Moscú y Beijing.

5. Esto se conecta justo con los sucesos del sábado. Altos funcionarios de la Casa Blanca han indicado varias veces que todas las opciones están sobre la mesa, implicando la posibilidad de dicha intervención militar. El propio Guaidó tuiteó el sábado que: "Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria”. Esto es un asunto muy delicado por varias razones. Primero, la cuestión de una “invasión” militar por parte de EUA se inserta perfectamente en el discurso de Maduro , quien desde hace años presenta la situación en Venezuela como una conspiración entre la derecha venezolana y fuerzas intervencionistas internacionales orquestada desde Washington. Segundo, el consenso internacional que se ha logrado tejer en torno al desconocimiento de Maduro, se quiebra precisamente en el punto en el que cualquiera hable de una intervención militar. Muchos actores latinoamericanos, y, por supuesto, europeos, han sido muy claros en ese sentido. Y tercero, incluso a nivel interno, el respaldo a Guaidó se puede romper en parte, cuando se habla de intervención militar liderada por EUA. El uso de un discurso que deja abierta la puerta a una invasión militar, por tanto, fortalece y alimenta, no debilita a Maduro. Esto es particularmente cierto con la cúpula militar que ve en esa, una de las mayores amenazas a sus intereses.

6. El problema mayor es que bajo esas circunstancias, actores como Maduro, ante el desconocimiento de decenas de países, el aislamiento diplomático con nulos o escasos canales para negociar, ante las sanciones y un discurso que termina por alimentarlo, pero que conserva el respaldo militar y el relativo soporte de varios aliados internacionales, no tiende a comportarse menos, sino más agresivamente, desatando espirales violentas que se pueden salir de control.

Todos los puntos anteriores deben ser puestos a consideración antes de pensar cuáles son los mejores pasos a seguir en la ofensiva internacional que ha iniciado desde hace varias semanas. Mi temor es que las condiciones de la sociedad venezolana, frente a los factores que hoy están planteados, no van a resolverse pronto. Posiblemente al revés. Pero como ya lo he dicho, puedo estar equivocado. Esto es solo lo que estoy leyendo empleando los datos que tenemos a la mano y lo que la experiencia internacional nos ha mostrado en los últimos años.

Twitter: @maurimm

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