Podemos pensar que el deportista profesional es el que vive rodeado de lujo, conviviendo con los grandes personajes de la vida pública, pero se nos olvida que todos estos grandes exponentes del deporte han tenido que batallar, luchar, entrenar, sacrificarse, tanto ellos como los que están a su alrededor, para poder llegar a ser de los privilegiados de la élite deportiva.

Existe una estadística de un grupo de universidades en España , dedicadas a la formación de deportistas, que dice que solamente uno de cada 16 mil atletas destacados logra llegar a estar en la élite, entre los que facturan millones y millones de dólares en premios, publicidad y presentaciones, como son Tiger Woods, Serena Williams, Lewis Hamilton, Roger Federer, LeBron James, Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Novak Djokovic, Tom Brady, Rafa Nadal, Usain Bolt y Canelo Álvarez , por mencionar a algunos.

De esos 16 mil deportistas que tienen facultades, entrenan más de tres o cuatro horas al día, que se sacrifican al levantarse temprano para iniciar la jornada de entrenamientos, al comer adecuadamente, al compaginar sus estudios con sus horarios de entrenamiento, al invertir en equipo deportivo, al contar con un entrenador y con un lugar de entrenamiento, sólo sobresale uno. Sin embargo, el sacrificio no sólo viene por parte de los deportistas, sino que la familia también lo hace al dedicarse en cuerpo y alma a la disciplina de sus hijos, incluyendo sacrificios económicos.

El factor económico es vital en la aspiración de un deportista, porque aparte de su talento, crecimiento, constancia y perseverancia, así como de sus resultados, si no tiene los apoyos económicos de los padres, en principio, y después los que le puedan brindar las instituciones deportivas o patrocinadores, se empieza a atorar y a sentir frustración.

Por otro lado, en el tema profesional, la vida no está llena de escenas de las que vemos en la television, ni leemos en los diarios, ni encontramos en el internet . Muchísimos de esos deportistas no logran estar dentro de los grandes premios, ni tener los jugosos contratos por publicidad y —además— olvidan que su vida como atleta es demasiado corta y hay enormes riesgos de tener lesiones o enfrentarse a la realidad de que no pueden llegar a obtener grandes premios.

La vida de los deportistas es muy corta y la gran mayoría no se prepara para entrar a la siguiente etapa. En los últimos 20 años, las cosas han cambiado radicalmente en México , imitando el ejemplo de las universidades norteamericanas. Ya existen algunas que toman muy en serio el perfil del deportista de alto nivel, que los apoyan, cobijan y les otorgan formación profesional para que tengan un certificado que les otorgue la oportunidad de tener una vida profesional con éxito.

Seamos coherentes, apoyemos hasta donde se pueda a nuestros hijos para que tengan la oportunidad de practicar un deporte, pero que lo compaginen con el estudio, pues no todos llegarán a pertenecer a ese grupo élite

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